En tanto así se comentaba por las mujeres, todas las conversaciones habían subido de tono, y ya nadie se entendía allí. Tocaba su turno a los postres, inacabable serie de golosinas con que no parecía saciarse nunca la voracidad labriega. El arroz con leche fué recibido con palmas. Continuaba, sin embargo, circulando el vino como por una cañería admirablemente dispuesta. Vinieron a la mesa las roscas, especie de rosquillas con baño de blanca espuma; las pastas finas, las confitura, los dulces de toda ... (ver texto completo)
Oye sobri, ¿sabes que se vende esta casona palacio? Me llegó un correo con el anuncio de su venta