Pero una vez que culminó felizmente la obra de fábrica, el cura de nuestra historia advirtió el estado lamentable en que se hallaba la pintura de las puertas y ventanas y la de los muros y las bóvedas que, con desconchados, viejas manchas de humedad y señales de polvo y telarañas y del humazo de cirios, velas y luminarias, deslucía por completo la vista del interior de l capilla, siendo de notar que todas aquellas imperfeciones, con el aumento general de luz ocasionado por la apertura de nuevos huecos, ... (ver texto completo)