Delante iba el féretro blanco, en el coche blanco también. ¡Pobre Pilarito! Con su eterno adiós, daba su último paseo por la calle en que tantas veces esperaba ella los paseos del novio, elejado de aquellos balcones para huir del dolor. Ya no le aguardaría impaciente, haciendo por amarle lo que sólo sirvió para lograr su desvío desde que él no pudo lucir novia como un objeto de lujo; ni se retiraría llorosa del balcón, ni vería más al fiel amigo que siguiera sus amores día por día, como sus ojos ... (ver texto completo)
Una atracción inexplicable por contemplar la horrible soledad de aquella casa me hizo volver pronto a la mía. Algunas personas del duelo regresaban también. Varias de ellas subieron; otras se llegaron todavía a firmar. Entre estas últimas venía el novio de Pilarito, con sus camaradas, que cumplido el deber de fórmula, salieron nuevamente charlando a la calle. A los pocos pasos se dieron cuenta los amigos de que Julio no iba con ellos. Volvieron atrás, hasta la casa de pilarito, creyendo que estaba ... (ver texto completo)