"Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Pero el otro insistió tanto que, al fin, aquella noche, en cuanto terminó la cena, ya estaba
Foto enviada por Coral


En la riega y en la collada se hablaba tal de Maruca, que las rapazas todas, heridas del desvío de su cortejo, deseábanla un galán que apartara con su querer aquel recuerdo de la cantinela de los otros galanes. Parlaban ellos de lo mismo en toda estaba, y si andaban en el hato o en la robleda, terqueando por verla siempre que el cuido de la hacienda les dejaba libres. Pero Maruca tenía otro enseño, que sólo el camino de la fuente i el trajin del cernidor sacábala del su retiro, donde no podían malvarla ... (ver texto completo)
Y ahora seguimos con el cuento, donde lo dejamos...

Temida andaba la moza con aquel pasmarse todos de verla cuando el aquél de verla pintaba. Esto era en días del Señor, o de venir danzantes, o si se escuchaba aende, por la canícula, tornando al lugar. el son de las riberiegas, llevado por el pandero. Estoy por deciros que de todas las bocas salían las mismas alabanzas: << ¡Es Mariuca! ¡Mariuca! ¡La hija del linero! ¿No sabéis? ¡Mariuca!>> con decir su nombre se había emponderado lo mejor del mundo. Como en Zaguán de ostal la gañanía, juntábanse los mozos en su redor, por decirla finezas y ayes. Y siempre, siempre pintaba a todos el parlar de su cariño a la forastera, lo mismo que el contrubar a la gloria de aquella flor gustábale a algún rapagón amorado ya, o el comento de la ausente era la gula de todos los labios en las hiladas de aquel entonces, desde que escomenzaba la vela el encordar la noche de Difuntos. ... (ver texto completo)
Tanto teiempo no creyérades que va pasando si os dijera que los años que há no se alongan a más de mis mocedades, y ya son muchos. En ellas me alcanzó la llegada de Mariuca, y a verla acudieron de todo el contorno los que oyeron el decir de que era hermosa en fiestas y romerías. Si entre las mozas de aquel entonces no se hallaba cuerpo tan majo como el suyo. la gloria de su reir era alborozo de los corazones que la querían, que por ella hubo en la comarca andancio de quereres. Sus ojos eran ¡Madre ... (ver texto completo)
En la riega y en la collada se hablaba tal de Maruca, que las rapazas todas, heridas del desvío de su cortejo, deseábanla un galán que apartara con su querer aquel recuerdo de la cantinela de los otros galanes. Parlaban ellos de lo mismo en toda estaba, y si andaban en el hato o en la robleda, terqueando por verla siempre que el cuido de la hacienda les dejaba libres. Pero Maruca tenía otro enseño, que sólo el camino de la fuente i el trajin del cernidor sacábala del su retiro, donde no podían malvarla ni el sol ni el aire. ¡Así eran tales brotes de rosa de sus mejillas y tanta la su finura! ... (ver texto completo)
Pero el otro insistió tanto que, al fin, aquella noche, en cuanto terminó la cena, ya estaba nuestro amigo en la plaza de la Catedral y con la escalera al hombro esperando a sus dos camaradas de trabajo.