"Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Efrén arrastró al chico unos metros, delante de nosotros. El chico se revolvía desesperado
Foto enviada por Coral



Ahora venía a recordar las mil ocasiones en que, en otro tiempo, aquel hombre le preguntara por su hija, al cruzar el río en la barca, y los elogios por él tributados a la hermosura de Magdalena....-<< ¡Qué buen bocado tiene usted en su casa, tío Basilio!....>> -Ahora estaría satisfecho ya. El buen bocado había sido para él; la mordedura, para el corazón del pobre padre....
El llanto de éste cesó de pronto al ver que se acercaba su hija con D. Guillermo. Nueva oleada de sangre cruzó por el rostro ... (ver texto completo)
Se acercaban ya. Llegaron a la caseta de tablas que se alzaba al pie del río; saltaron a la barca con presteza, y, sin cesar en su charla de amor, comenzaron a surcar el remaso del agua, cuyas ondas verdosas se emblanquecían a las caricias de luna.
Rápidamente salió el tío Basilio de entre los juncares y se acercó al poste que sujetaba la cadena. Ya no se cuidaba de que le viesen o no. Rodaron sus ojos en las órbitas; su pecho descargó un resuello sordo, pero horrible....
Aquel traidor se le escapaba ... (ver texto completo)
III

El tío Basilio lloraba de despecho. Ahora comprendía la mofa de aquella gente, que escarnecía el nombre de su Magdalena al conocer el sitio por donde su hija arrastraba el velo de su virtud. Ya podían burlarse a su gusto: había razón sobrada para ello. Aquel hombre, cuya disipada existencia era harto conocida de todos, se había llegado también a robar al humilde barquero la única joya del pobre: el honor. ¡Su hija era una de tantas en la lista execrable que podía ostentar aquel bandido!....
Y ... (ver texto completo)
Ahora venía a recordar las mil ocasiones en que, en otro tiempo, aquel hombre le preguntara por su hija, al cruzar el río en la barca, y los elogios por él tributados a la hermosura de Magdalena....-<< ¡Qué buen bocado tiene usted en su casa, tío Basilio!....>> -Ahora estaría satisfecho ya. El buen bocado había sido para él; la mordedura, para el corazón del pobre padre....
El llanto de éste cesó de pronto al ver que se acercaba su hija con D. Guillermo. Nueva oleada de sangre cruzó por el rostro ... (ver texto completo)
Efrén arrastró al chico unos metros, delante de nosotros. El chico se revolvía desesperado he intentaba morderle las piernas, pero Efrén levantó su puño enorme y rojizo, y empezó a golpearle la cara, la cabeza y la espalda. Una y otra vez, el puño de Efrén, caía, con un ruido opaco. El sol brillaba de un modo espeso y grande, sobre la hierva y la tierra. Había un gran silencio. Sólo oíamos el jadeo del chico, los golpes de Efrén y el fragor del río, dulce y fresco, indiferente a nustras espaldas. ... (ver texto completo)