"Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Efrén estuvo mucho rato golpeando al chico con su gran puño. El chico, poco a poco, fue cediendo
Foto enviada por Coral



IV

¡Buena charrabada le había hecho al barquero su hija! Nada, lo que se estaba esperando de un día a otro: que la barca había amanecido del lado de allá... ¡Cuidado que se lo habían advertido repetidas veces! Y salió como se dijo. ¡Ahora, que tuviese paciencia!....
El tío Basilio se aseguró de que nadie sabía la verdad. Al oir tales comentarios hubo de comprender que ningún vecino de la villa había visto lo que ocurriera en el río la pasada noche.
Sepultados quedaban allí los dos amantes ¿Donde ... (ver texto completo)
¡Allí juntos! ¿No habían reposado unidos en el lecho del amor, bañados sus cuerpos en el fulgor tibio de la luna, arrullados por la canción del río y sirviendo de doosel a la pasión satisfecha la umbría de las frondas rumorosas? Pues que descansaran ahora en el lecho de la muerte, teniendo por lápida el agua, por epitafio las ondas del río, por guardián de su tumba ¡a él!.... Ahora, que pasaran todos los del pueblo, toda aquella gente odiada, sobre el cadáver de su hija. Él, su mismo padre, les llevaría ... (ver texto completo)
Lanzose al río el viejo barquero y hasta la barca llegó nadando. sentía la fiebre del crimen. Pasó la cadena por el lado opuesto del madero vertical fijo en el fondo de la embarcación, y, haciendo resbalar por sus manos el doblez de los eslabones, volvió a nadar otra vez hasta la orilla, donde sujetó de nuevo la cadena. Por ella fué deslizándose después, y, sentado sobre los férreos anillos, a ras de la superficie del agua, inclinando su cuerpo allí miró con espantados ojos y vió cómo se ahogaban ... (ver texto completo)
IV

¡Buena charrabada le había hecho al barquero su hija! Nada, lo que se estaba esperando de un día a otro: que la barca había amanecido del lado de allá... ¡Cuidado que se lo habían advertido repetidas veces! Y salió como se dijo. ¡Ahora, que tuviese paciencia!....
El tío Basilio se aseguró de que nadie sabía la verdad. Al oir tales comentarios hubo de comprender que ningún vecino de la villa había visto lo que ocurriera en el río la pasada noche.
Sepultados quedaban allí los dos amantes ¿Donde mejor?.... Atados sus cuerpos; apretados más aún con fuerte cuerda aquel abrazo que les uniera en vida y en que la muerte les sorprendió y sujetos además por una piedra enorme, yacían en el fondo del remanso para siempre. ... (ver texto completo)
Efrén estuvo mucho rato golpeando al chico con su gran puño. El chico, poco a poco, fue cediendo. Al fin, cayó al suelo de rodillas, con las manos apoyadas en la hierba. Tenía la carne oscura, del color del barro seco, y el pelo muy largo, de un rubio mezclado de vetas negras, como quemado por el sol. No decía nada y se quedó así, de rodillas. Luego cayó contra la hierba, pero levantando la cabeza, para no desfallecer del todo. Mi hermano mayor se acercó despacio y luego nosotros.