"Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

El chico se puso en pie, despacio. Se debió herir en una pierna, cuando Efrén lo arrastró
Foto enviada por Coral



El tío Basilio sufrió la sacudida de una convulsión espantosa. En su rostro brilló la rabia, pero también la alegría. ¡Estaban sueltos! ¡con los cuerpos hacia afuera vencidos! ¡sin defensa posible en aquel instante!....
Y la tentación, una tentación hermosa, cegó los ojos del barquero. - ¿Cuando una ocasión así?. ¿que mayor seguridad de no errar el golpe, de no marrarse su venganza? ¡Ahora! ¡Ahora, o nunca!.... ¡Los dos! -Y, súbitamente, el tío Basilio, desesperado, loco, sacó del mástil el gancho ... (ver texto completo)
Lanzose al río el viejo barquero y hasta la barca llegó nadando. sentía la fiebre del crimen. Pasó la cadena por el lado opuesto del madero vertical fijo en el fondo de la embarcación, y, haciendo resbalar por sus manos el doblez de los eslabones, volvió a nadar otra vez hasta la orilla, donde sujetó de nuevo la cadena. Por ella fué deslizándose después, y, sentado sobre los férreos anillos, a ras de la superficie del agua, inclinando su cuerpo allí miró con espantados ojos y vió cómo se ahogaban sus víctimas..... Les contempló abrazándose más aún, hasta confundirse en el estertor de su agonía y desaparacer entre las ondas calladas, que volvieron a abrirse para cerrarse por última vez....
En tanto, la barca, libre de la cadena, que la detenía antes, como si quisiera huir de aquel horror, se iba alejando cada vez más, deslizándose río abajo y calladamente: tan silenciosa como la venganza que había llevado a cabo su dueño. ... (ver texto completo)
Se acercaban ya. Llegaron a la caseta de tablas que se alzaba al pie del río; saltaron a la barca con presteza, y, sin cesar en su charla de amor, comenzaron a surcar el remaso del agua, cuyas ondas verdosas se emblanquecían a las caricias de luna.
Rápidamente salió el tío Basilio de entre los juncares y se acercó al poste que sujetaba la cadena. Ya no se cuidaba de que le viesen o no. Rodaron sus ojos en las órbitas; su pecho descargó un resuello sordo, pero horrible....
Aquel traidor se le escapaba ... (ver texto completo)
El tío Basilio sufrió la sacudida de una convulsión espantosa. En su rostro brilló la rabia, pero también la alegría. ¡Estaban sueltos! ¡con los cuerpos hacia afuera vencidos! ¡sin defensa posible en aquel instante!....
Y la tentación, una tentación hermosa, cegó los ojos del barquero. - ¿Cuando una ocasión así?. ¿que mayor seguridad de no errar el golpe, de no marrarse su venganza? ¡Ahora! ¡Ahora, o nunca!.... ¡Los dos! -Y, súbitamente, el tío Basilio, desesperado, loco, sacó del mástil el gancho de la cadena, que escapó arrastrándose hasta la orilla del agua.....
Se hizo un vacío en el espacio; tembló la luz de la luna sobre las inquietas ondas; inclinándose de pronto la barca, y aquellos dos cuerpos cayeron, confundiéndose en doble grito y en mutuo abrazo, tragados por el agua, que se abrió gozosa de ser la tumba espontánea de aquel idilio. ... (ver texto completo)
El chico se puso en pie, despacio. Se debió herir en una pierna, cuando Efrén lo arrastró, porque iba cojeando hacia la empalizada. No me atreví a mirar su espalda, renegrida y desnuda entre los desgarrones. Sentí ganas de llorar, no sabía exactamente por qué. Unicamente supe decirme: <<Si sólo era un niño. Si era nada más que un niño, como otro cualquiera>>.

FIN