3.- parte
La noche que lloraron los mineros
La acogida y solidaridad de la gente de más allá del puerto del Manzanal fue una sorpresa y un balón de oxígeno contínuo para los mineros. Todos recuerdan el «apoteósico» recibimiento de la ciudad de Valladolid: «Entraron de noche, con las lámparas encendidas. Allí lloraron todos los mineros. Todos de rodillas y Manuel allí delante tocando el Santa Bárbara», detalla Marí Luz Cadenas, la esposa del acordeonista. El calor del pueblo vallisoletano les ... (ver texto completo)
La noche que lloraron los mineros
La acogida y solidaridad de la gente de más allá del puerto del Manzanal fue una sorpresa y un balón de oxígeno contínuo para los mineros. Todos recuerdan el «apoteósico» recibimiento de la ciudad de Valladolid: «Entraron de noche, con las lámparas encendidas. Allí lloraron todos los mineros. Todos de rodillas y Manuel allí delante tocando el Santa Bárbara», detalla Marí Luz Cadenas, la esposa del acordeonista. El calor del pueblo vallisoletano les ... (ver texto completo)