Autora: JULIANA ENILDE DI CANTO
“De los picos de Europa a Montes de Oca”
Para ser bisnieta de Braulio Sainz debería comenzar por decir que vivió su vida en el campo, con su libreta de cuero negro donde hacia sus anotaciones, de sus ovejas y sus vacas. Tenia un Ford T de los primeros de la ciudad y lo sabia conducir… a su manera. Una vez sufrió un choque con otro auto e insistió en decir que “El había tocado bocina!” …con lo cual era de suponer que el otro frenara y no el! Quedo para la historia de anécdotas familiares.
Su esposa Eladia Martínez era de Mena de Babia, y fue inscripta en Cabrillanes al nacer. Eladia era hermosa y su foto aun luce en el living de mi casa.
Esa misma foto que se saco con el fotógrafo del pueblo de la estación de Algarrobo. Un día que fue con su prima al pueblo a hacerse un retrato.
Eladia era joven y Braulio también. Cuando se casaron ella tenía 18 y el 22.
Mi abuelo Aurelio José Policarpo fue el primogénito, nació mientras su padre estaba en el campo, cuidando de las ovejas y las vacas. Era ganadero y era pastor, mas tarde se convertiría en hacendado.
El campo era grande y era necesario llevar las ovejas a diferentes lugares de pastoreo, eran más de 3500…en su libreta de cuero negra figuran las transacciones, la compra, la venta, la lana de oveja.
A Diferencia de los picos de Europa que tienen a los lobos como amenaza, aquí había pumas o león americano. Es Hermoso, como un gato enorme de color beige- grisáceo. Yo de pequeña dormía tirada en el piso de la sala sobre una alfombra de piel de uno de ellos…que mi bisabuelo había matado con una lanza improvisada con un cuchillo atado a la punta de un palo. Era Braulio o el puma estaban los dos solos en medio de la pampa. El puma se sube a un algarrobo y desde las allí desafía a mi bisabuelo que con su lanza lo mata clavándole el cuchillo en las entrañas.
En el campo era el puma el mayor enemigo de las ovejas, digo era, porque es tiempo pasado, ya ovejas no hay, tampoco pumas. Mi hermano quedo a cargo del campo familiar. Que ahora es un desierto. No quedaron animales por la sequia.
Higinio Paulino Sainz era uno de los hijos de Braulio y Eladia, también fue mi padrino y estoy muy orgullosa por esto. A principios del siglo 20 pocos podían ir a la escuela, pero Braulio mando a sus hijos varones pupilos a la escuela de San Juan Bosco. Allí terminaron los estudios secundarios. Eladia había fallecido y sus hijas fueron criadas por su madre Concepción Álvarez. Los hijos varones pupilos, mejor educación no había en aquella época. Asi fue que mi abuelo entro directamente a trabajar a la municipalidad en la Secretaria de Obras Publicas, pero Higinio, no.
El decidió volver y vivir en el campo. Solo con sus ovejas y caballos y sus fieles amigos: los perros. Tenía muchos perros. Hermosos. El sufría pensando que iba a ser de ellos cuando el ya no estuviera…
Hoy 23 de mayo de 2012 me encuentro leyendo de nuevo las páginas del diario de Braulio. Esta historia comienza en dos lugares de la península León y Cantabria, pero continúa al otro lado del mar, en Argentina en los campos de Montes de Oca. Su vida fue un ejemplo para mí. Vino a un país distante, formo una familia, con su esfuerzo hizo crecer un campo que era de la conquista del desierto, tierra ganada a los indios por los militares en la década del 1880.
Ser pastor, ser ganadero, hacendado. Muchas palabras dicen lo mismo.
Eso fue mi bisabuelo, me hubiera gustado conocerlo, escucharlo. Yo hablo argentino, el era español. Me hubiera gustado escuchar su voz y verlo en el campo a caballo, solo me quedan historias que guardo en mi mente y en mi corazón, quizás porque son el comienzo de mi propia historia. Más allá no sé que existe, nada quedo escrito más que el día en que viajaron hacia aquí según sus propias anotaciones en la libreta de cuero negra “Datos Salimos de Santander España el 26 de abril de 1885 y llegamos a Buenos Aires el 23 de mayo echamos 27 días de viaje en el Vapor Patagonia de la Marina Real inglesa” todo escrito junto a las anotaciones de las ovejas, caballos y vacas en la pequeña libreta negra que guarda su historia.
Es 23 de mayo, pasaron exactamente 127 años. Un día como hoy mi bisabuelo llego con su familia a estas tierras, siguiendo la tradición familiar ganadera de moverse buscando la vida, buscando los pastos que ya no están.
Hoy sigo yo, asi como las ovejas buscando al Pastor, al buen pastor que me guie a pastos verdes y aguas limpias. Hoy sigo yo, buscando lugares donde poder vivir y crecer. Honrar a mi familia, a mi propia historia. Rescatar las cosas simples y valiosas que se han perdido en este mundo.
Doy gracias a Dios por la oportunidad de honrar la vida de los ganaderos, de los que luchan, de los pastores de ovejas que en este siglo siguen amando lo que hacen. Creo que la solución a esta vida agitada moderna es volver a vivir como antes y ser feliz con las cosas cotidianas. Honrar a nuestros padres y abuelos, a la familia y rescatar los valores y las tradiciones, que no se extingan. Amar a Dios y vivir con la naturaleza. Y asi como siempre ha sido buscar los mejores pastos, moverse, andar.
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