"Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

¡Vamos mejorando, retrocediendo en el tiempo!. Se notan los años, está bastante velada no
Foto enviada por Coral



¡A la buenas tardes! Hablando de las nieves.... De paso que entro para mandaros un saludito, os dejo una foto del pueblin, del álbum Naye, de otros tiempos, cubierto de nieve.
Ana, por cierto: ¿Cuando quieres que nos veamos para darte las foticas requeridas? Espero respuesta...
¡Hola sobri! ¡Hala que foto más chula, no la recordaba, por la ropa de la gente ya tienes unos añitos, aun estaba el puente y ese cura puede que sea Don Joaquín.
Y ame gustaría ami saber cual era el acontecimiento porque la gente parece muy interesada en las noticias
Buenas tardes:
Frías, lluviosas, con niebla, tarde muy oscura, vamos ¡todo un poema, mañana vuelven las nieves, o eso dice la tele.
¡A la buenas tardes! Hablando de las nieves.... De paso que entro para mandaros un saludito, os dejo una foto del pueblin, del álbum Naye, de otros tiempos, cubierto de nieve.
Ana, por cierto: ¿Cuando quieres que nos veamos para darte las foticas requeridas? Espero respuesta...
Don Luis extendió su mirada por el monótono paisaje de aquellos campos tan sobriamente extensos como por naturaleza fértiles, y vió cabecear las espigas, a los rudos latigazos del viento, en un oleaje furioso. La dilatada planicie leonesa, que brava levemente por ondulaciones tímidas, presentábase uniforme, no tanto por la horizontalidad del suelo, siempre renovada ante los ojos, comp por la absoluta homogeneidad de los cultivos. En aquella soledad inmensa, desnuda de árboles y cuya austeridad penosa ... (ver texto completo)
- ¡Las cadenas!- oyó don Luis gritar, con indecible angustia, a algunos labriegos que, consternados, dirigiéndose veloces hacia el pueblo, con los semblantes demudados por el terror. Echó también sus pasos el rico hacendado en dirección de la aldea, si bien con menos miedo y más calma, cuando hubo de percibir los ecos distantes de un agudo sonido metálico. Era la campana de la iglesia, que hacía resonar su voz en lo alto de la torre y cuyo monótono repique, más que un retador conjuro que pretendiese ahuyentar la amenazadora tormenta, parecía un lastimero quejido en solicitud medrosa de perdón. Y, en tanto, cuando don Luis llegó a la plaza del pueblo, ya se hallaban congregados allí, en actitud intranquila y en revuelto tropel, casi todos sus habitantes, a quienes el estridente sonar lejano de lo que ellos denominaban las cadenas había puesto el espanto en el rostro y en el alma una ansiedad infinita. ... (ver texto completo)
¡Tormenta segura! Nuevas ráfagas de aire soplaron con ímpetu irresistible, arrastrando consigo sofocantes trombas de un polvo cegador; vió don Luis a varios vecinos correr desolados en opuestas direcciones, crugieron puertas y ventanas al rudo empellón del viento; la tierra pareció estremecerse toda, como sacudida por un temblo extraño, y el firmamento vió cubierto su azul por la imponente mancha gris que, invasora, fué agrandándose, cundiendo en un avance súbito. Salió entonces don Luis de su casa ... (ver texto completo)
Don Luis extendió su mirada por el monótono paisaje de aquellos campos tan sobriamente extensos como por naturaleza fértiles, y vió cabecear las espigas, a los rudos latigazos del viento, en un oleaje furioso. La dilatada planicie leonesa, que brava levemente por ondulaciones tímidas, presentábase uniforme, no tanto por la horizontalidad del suelo, siempre renovada ante los ojos, comp por la absoluta homogeneidad de los cultivos. En aquella soledad inmensa, desnuda de árboles y cuya austeridad penosa dulcificaba el verdor de los sembrados, ponían a una gran distancia su límite las pardas lomas, cubiertas de frondas esteparias, detrás de las cuales, allá lejos, muy lejos, entre la bruma del Norte, la tierra iniciaba su accidentación para erguirse después en irritada crispatura. Fuera de eso, todo era llana inmensidad, prolongada extensión, sumida entonces en una grisura misteriosa y trágica. Arriba, la nube rugiente, que avanzaba entoldando el cielo; abajo, la yerta llanura, tendida en infinita prolongación, y en medio, haciéndose respirar en densas bocanadas, un ambiente de fuego desprendido del sol canicular, implacable, que la nube había ocultado en su seno profundo y lóbrego, del cual llegaban, con fugaces intermitencias, los sinietros ecos de aquel simulador entrechocar de férreos anillos. ... (ver texto completo)
¡Vamos mejorando, retrocediendo en el tiempo!. Se notan los años, está bastante velada no se si a causa del tiempo o de la calidad de la máquina de fotos. No me extrañaría nada que fuera la del fogonazo.