Volvieron también las represiones a Carrasquín, los castigos al gozque, que recibía sin chistar los golpes de los viajeros, pero que aullaba como un condenado, escandalizando atrozmente, si le pegaba la gente de casa, los de la estación. Aquello no podía continuar, aunque Jorge se echase otras cuentas, pues acaso debía comprender él que, de otro modo, hubiera resultado una carga más para aquella casa donde había tantos seres casi sin pan. ¡Cuantas veces parecía querer decir, con la mirada humilde, ... (ver texto completo)
Quien se alegró de su regreso fué Carmela. Tornó Jorge a acompañarla al pueblo todas las noches. Sin él, ¡que miedos había pasado aquellos días, expuesta a los encuentros con tanto minero borracho!. La noche en que se cerraba tarde la cantina era cuando el perro encontraba cerrada ya su casa; pero dormía con gusto en la calle, aunque se preguntara su amo dónde andaría aquel gandul, que hacía entomces buena falta en casa para avisar si venía gente a beber a media noche. ¡Lo que Jorge había deseado ... (ver texto completo)