Y ahora antes de retirarme, voy a seguir con el cuento. A ver que le depara al tío Varisto...
Creyó volverse loco el tío Varisto. La ruina era inevitable. Habló en su casa de vender la miseria ue tenía y emigrar, Nadie le contestó, pero el llanto acongajado de la hija, aquella pobre moza que veía perder so cortejo, un mozo honrado y cabal, le contuvo en su decisión. Le entró alguna esperanza cuando supo que, en premio a su retirada del pleito, había conseguido el cacique para algunos de sus colonos ... (ver texto completo)
Creyó volverse loco el tío Varisto. La ruina era inevitable. Habló en su casa de vender la miseria ue tenía y emigrar, Nadie le contestó, pero el llanto acongajado de la hija, aquella pobre moza que veía perder so cortejo, un mozo honrado y cabal, le contuvo en su decisión. Le entró alguna esperanza cuando supo que, en premio a su retirada del pleito, había conseguido el cacique para algunos de sus colonos ... (ver texto completo)
El margo rencor por esta nueva cobardía le produjo al labriego tal angustia, tal dolor en el alma, que trató de desterrarlo, a fuerza de proponérselo, para no morirse. De aquellas largas vigilias, durante tantas noches, en que los ojos, fijos en la oscuridad, trataban de disipar las negruras del porvenir, nació el deseo firme de no doblegarse más ante el destino, de defenderse contra el escarnio que había podido inspirar su insignificancia. Se propuso no perdonar medio para conseguirlo. Y, para ello, lo primero era vivir. Así es que cuando se subastó aquel año el cargo de guarda del Valle Arriba, pujó de tal manera a la baja, que la guardería fué para él. Su familia se alarmó justamente. Con el nuevo oficio, ¿como pensaba hacer aquel verano los trabajos de recolección?. Pero el tío Varisto se mantuvo inflexible. Él no dejaba aquello. Que se arreglasen como pudieran. Los dos hijos, tanto la chica como el mozo, y la mujer eran muy bastantes, reventándose a trabajar, para sacar adelante la cosecha. Él ganaría poco de guarda jurado, pero no era gravoso a la casa durante todo aquel tiempo.
-Ati cuenta lo que eso me gustará-decía a la tía Sinda, su mujer.-Sabes que de mozo fui cazador. Yo, a lo mío, puesto que me lo han dao. Atendei, atendei vosotros a la labranza. ¡Pa lo que va a durarnos!. ... (ver texto completo)
-Ati cuenta lo que eso me gustará-decía a la tía Sinda, su mujer.-Sabes que de mozo fui cazador. Yo, a lo mío, puesto que me lo han dao. Atendei, atendei vosotros a la labranza. ¡Pa lo que va a durarnos!. ... (ver texto completo)