Pero una vez que culminó felizmente la obra de fábrica, el cura de nuestra historia advirtió, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Pero una vez que culminó felizmente la obra de fábrica, el cura de nuestra historia advirtió el estado lamentable en que se hallaba la pintura de las puertas y ventanas y la de los muros y las bóvedas que, con desconchados, viejas manchas de humedad y señales de polvo y telarañas y del humazo de cirios, velas y luminarias, deslucía por completo la vista del interior de l capilla, siendo de notar que todas aquellas imperfeciones, con el aumento general de luz ocasionado por la apertura de nuevos huecos, se notaba mucho más que antes de comenzar las obras.
Para reparar aquellos males hacía falta un pintor.
Y no solo se precisaba del concurso de un pintor que supiese emplear con habilidad la brocha gorda, sino que era necesario que el artesano fuera un poco artista y uniese, a las antedichas disposiciones, slguna curiosidad en el manejo de la fin, pues que el retablo necesitaba también urgente adobo y era conveniente restaurar los santos de bulto, estofar y dorar columnas, entablamentos y modillones y limpiar, retocar y barnizar los lienzos tiznados por el hollín de lamparillas y velas.