Y, calro está, opuso alguna resistencia al programa de la pegadura, en parte porque ya había dejado de ser mozo bastantes años atrás y no debía hacerle mucha gracia andar a la carrera -y con su escalera acuestas- para hurtar las vueltas al sereno entre brochazo y brochazo, y en parte porque como el decía:
-Mira, ¡no me líes!, que si se enteran en la Casa del Pueblo, me matan....