Mas el Poncio no se ablandaba en absoluto con aquella exposición y el interlocutor, ya del todo desconcertado, no sabía que otros argumentos aducir en interés de su defendido, porque lo de afirmar que jamás <<se había metido en
política>>, aunque en aquel caso fuera cierto, de nada solía valer ni en una zona ni en otra y el negar su militancia
socialista tampoco iba a ser de recibo, estando como estaba bien a la vista el carnet del detenido sobre la mesa del despacho.