Los recortes ponen en peligro la paz en la calle
20/07/2012
Veinticinco mil personas salieron ayer a la calle en
León y otras diez mil recorrieron las calles de Ponferrada. Fueron sólo dos de las ochenta manifestaciones convocadas en todo el país el mismo día en el que el
Gobierno, sólo con los votos del
PP, aprobaba en el
Congreso de los Diputados el ajuste más duro de la
democracia, un recorte de 65.000 millones de euros en dos años.
La respuesta social, aquí y en el resto del país, supera las previsiones de los
sindicatos. Es más, algunas protestas, para las que ya cualquier día y cualquier hora es buena, se realizan al margen de las propias organizaciones sindicales porque son la espontánea expresión de la ira de los colectivos afectados por los recortes. Ahora las engordan los funcionarios de todas las administraciones y, en el caso concreto de la provincia, los
mineros, que cumplen casi dos meses de
huelga.
Es la respuesta a los recortes, pero también la de la decepción y la contrariedad de los ciudadanos que en las
elecciones generales firmaron un pacto
político y social en las urnas con la expectativa de que cambiarían las cosas y empezaríamos a ver la salida del agujero.
La gente está cabreada porque ve que el sacrificio afecta sobe todo a las clases medias y populares mientras apenas se hacen recortes en los privilegios de los
políticos ni desaparecen costosísimas estructuras burocráticas.
Está en
juego es la paz social y más la valdría al Gobierno extremar la prudencia porque, efectivamente, la gente está ya muy, muy quemada.