Consternado se fué a su casa el tío Varisto. No cabía duda; la desgracia era cierta, quizás, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Consternado se fué a su casa el tío Varisto. No cabía duda; la desgracia era cierta, quizás irremediable. Así lo entendían aquellos campesinos vilmente defraudados. Y ¿qué hacer? Trataron de reunirse todos para ir a visitar al autor de tal perfidia, pero D. Jerónimo les hizo saber de nuevo que sólo les recibiría separadamente y que, si se trataba de la cuestión del foro, excusaban la molestia, pues había dicho ya su última palabra y los tribunales resolverían lo procedente. Vista la actitud del cacique, fueron a León para consultar con diferentes abogados sobre tan desdichado asunto. Uno de ellos se comprometió a defenderles invocando la buena fe de los lugareños sorprendida por el nuevo señor del foro; pero cuando se enteraron de los gastos, tan excesivos para sus fuerzas, que la defensa les iba a originar, unidos a la minuta consiguiente los derechos de arancel del procurador y el posible pago de costas, con más, la necesidad de la previa provisión de fondos, renunciaron bastantes foreros a plitear, ya que su pobreza no le permitía semejantes lujos y les condenaba a sucumbir sin lucha posible contra el pillo que tan cínicamente les estafara.