Buenas tardes para todos! Les ofrezco este relato desde Buenos Aires, que hoy se muestra indecisa, no sabe si seguir en
primavera o largarse a llover y obligarnos a buscar abrigo... Ahí va...
"No teman, soy una lagartija
¡Por fin llegó el
verano! ¡A mi
juego me llamaron! Hace tiempo que no salgo a corretear por el campo, en el
invierno ha llovido mucho y el sol apenas calentó la tierra y mi lomo. Por lo que veo, los pastos están crecidos, así que podré esconderme sin miedo a que algún gaucho desaprensivo pretenda agarrarme por la cola, como me pasó el verano pasado.
¡Sinvergüenza! ¡Mal nacido! Aprovecharse de un pobre animalito de Dios, nada más que porque dormía al sol. ¡Envidioso! Si no hubiese sido por el chistido de aquella lechuza que tenía el horario cambiado, hoy sería billetera, o mini monedero porque soy chiquita. Todavía me da risa cuando me acuerdo con qué satisfacción hinqué mis dientes en la mano del
hombre. Me soltó enseguida y yo... ¡patitas para qué te quiero!
¡Ah, mirá! Allá vienen esas dos presumidas que viven en la casita azul. Me encanta asustarlas pasando entre sus pies. Es un juego inofensivo. Aparezco y desaparezco. Pero ellas siempre hacen lo mismo, corren despavoridas.
Dicen los que saben que esta noche habrá tormenta. Otra vez se me va a inundar la cueva. Si seguimos así, realmente me hubiese convenido nacer rana.