Aunque el
viaje fue de
trabajo, también disfrutamos, casualmente, de algún festejo como este al que fuimos invitadas mi compi y yo en el que agasajaban a la novia con un ritual del que pudimos disfrutar. No podéis imaginaros lo acogedores y encantadores que pueden llegar a ser los argelinos, que nos participaron momentos tan íntimos y
familiares. Nos explicaron en que consistía la tradición y hasta compartimos mesa y regalos trayéndonos de recuerdo, de esos momentos, una bombonera de cerámica típica argelina, cubierta con un bonito y delicado tul.