Y aquí mi compañera de fatigas y yo misma. Ella es arquitecta y tiene 36 añitos, recién cumplidos, y es una profesional como la copa de un pino. No hay como compartir experiencias de
trabajo con gente joven y no por ello menos capacitada. Aprendemos la una de la otra y eso es una gran satisfacción.
El artilugio tras el que posábamos para nuestro anfitrión pareciera la vestimenta de gala de un camello y estaba expuesto en el Palacio de la cultura. No obstante cuando refresque la memoria, o me la refresquen, os lo confirmaré....