Parece que ese mismo aspecto físico y su tronante voz aguardentosa -que no su corazón, como ya ha quedado dicho, fueron las dos razones por las que las
mujeres leonesas con hijos en crianza le utilizaban de sacamantecas amenazando a éstos con avisar a Genarin cuando las desobedecían. todos coinciden en señalar que la citada amenaza surtió siempre el efecto deseado. Y, como recuerdo de aquel triste sambenito de coco y asusta niños, se conserva una hermosa nana que algún evangelista escribió allá por el año de gracia de 1931, segundo de su era:
Estampas 3: Beatos barrenderos Tirso, Eustaquio, Tomasón y Pellejina, mártires, antes de su motorización.
Estampa 4: Beatos barrenderos Tirso, Eustaquio, Tomasón y Pellejina, mártires, con el camión homicida.