A Pedro Suárez le sucedió un sobrino, Diego Fernández de Quiñones I, con quien la estrella
familiar continuó incrementando su fulgor. Vino después Diego Fernández de Quiñones II, primer Conde de
Luna, cuyo apoyo a las campañas
militares de los
Reyes Católicos le sirvió para acrecentar aún más el prestigio y pujanza de la que ya era una de las más poderosas
familias de la nobleza castellana.
Foto: Murallas del palacio.