El linaje de los Quiñones de Riolago se mantendría durante toda la Edad Moderna y siempre en auge. A finales del XVII, Diego de Quiñones Lorenzana fue nombrado Regidor Perpetuo de la Ciudad de
León, título que agregó al mayorazgo. En 1748 un nieto suyo, Fernando Manuel de Quiñones, se casó con Antonia de Abaurre y Fuertes, rica heredera de una
familia Navarra con extensas propiedades en la villa leonesa de Toral de los Guzmanes.