El pueblin está detrás de nosotras, aún se ven por las orillas los tocones de los árboles, menudo desastre y no se para qué, por aquella época les entró un ansia de talar árboles que yo nunca entendí, con el paseo bonito que había por la Vega..., bueno, y frente a mi casa que menudo disgusto me costó cuando los cortaron. Ellos serrando y yo desde la ventana llorando a lagrima viva y llamándoles de todo, Eran tan gordos que aún talados totalmente y no se caían, tenian que atarles una soga a la copa y tirar para derrivarlos.
algunos de los que había frente a mi casa tenían este grueso seguro