En la cumbre del puerto, monumento al corzo. Teníamos nuestras dudas si se trataba de corzo o rebeco, pero finalmente salimos de dudas.
Coincidimos con un vecino del pueblecito que está al pie de ésta cumbre, (ya jubilado de guarda bosque), que nos contaba que en más de una ocasión había tenido ante sus ojos y a pocos metros un oso. ¡GUAU! ¡PARA ECHARSE A TEMBLAR!.... mientras él nos manifestaba la admiración que sintió. Somos, muy pocos, nos dijo, los que hemos tenido ese privilegio.
Como veis, o, mejor dicho, como leéis, hoy vamos de privilegios.....