Ahora como la risa es muy sana especialmente para los pulmones y corazón, rescato con el permiso, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Ahora como la risa es muy sana especialmente para los pulmones y corazón, rescato con el permiso de Juan Morla "el de los castañales" el siguiente relato, otra muestra del fino humor de su genial autor. Acompañado, claro está, de la foto de su protagonista.

Aleluyas de la vaca Careta que turnió a Tano.

Estas son las aleluyas de la vaca Careta
que una aciaga tarde turnió a Tano
hecho ocurrido no ha mucho tiempo
más o menos cuando hacían el pantano

Padres que tengáis hijos, hijos que tengáis parientas,
parientas que tengáis primos, y primos que tengáis suegras,
escuchad lo acontecido una tarde de verano
entre la vaca Careta y nuestro paisano Tano.

Procedía de Riello el cuadrúpedo astado
feria de donde viene todo buen ganado.
Vaca recia, seria, noble y gallarda
que con dos grandes cuernos estaba bien armada.

Quedó tan prendado de aquella enorme cornamenta,
de su pellejo pizarroso y de sus ubres tan repletas,
que no regateó ni exigió recibo de venta,
rascó la faltriquera y pagó hasta la última peseta.

Al momento se convirtió en su animal de compañía:
subían a La Llama o iban hasta La Romería,
por la Carrera adelante camino del Espinadal
o por la Vega grande cerca del Regueral.
Por nombre recibió el de Careta
que con aquellos cuernos y la nariz tan prieta
no era posible otra denominación
para atraer del rumiante su atención.

Tan orgulloso y ufano Tano andaba
con su preciada y cara adquisición
que más parecía el Conde de la Oliva
con sus rebaños de merinas de vellón.

Por la calor era cuando el tiempo de los prunos
que Tano los comía grandes como puños
y difícil más de una digestión hacía
tanta cantidad de fruta como comía.

Una tarde soleada el vientre le avisó
un fuerte retortijón de repente lo frenó.
A quitarse el cinto casi ni tiempo le dio
detrás de una sebe con gran estruendo soltó.

La vaca Careta presagió tormenta,
aquellos truenos no eran de esta tierra,
y el aire enrarecido e irrespirable
dejaban a las claras que era algo muy grave.

Puso pies en polvorosa, tierra de por medio,
prioritario era alejarse de aquello.
Tano descompuesto y con el calzón bajado
vio como huía como si la llevase el diablo.

Varios días estuvo llorando su pena
buscando a la vaca hasta debajo de las piedras
recorriendo el pueblo de arriba a bajo
preguntando a los vecinos si habían visto algo.

Avisó al Sargento del Benemérito Instituto
no sea que a alguien le diese un buen susto
requirió a los pastores y a los camineros
solicitando ayuda hasta del mismo clero.

Pagó unas anovenarias a San Antón
que de los animales dicen que es patrón.
Y unos rosarios a la Virgen de la Piedad
para que aparezca lo que es de su propiedad.

Variados rumores no tardan en llegar:
la vaca vaga por cualquier lugar.
Aunque dicen que es un caso de brujería
porque en los cuatro puntos cardinales la veían.

Unos que por San Vicente camino de Selga,
otros, por Llamoso yendo para Vega.
Alguno, por la Collada hacia Formigones,
Tano se lamentaba: tocarme los c…….. s. (CENSURADO)

Para buscar la vaca organizase una expedición
partiendo al alba al toque de corneta de Canor.
Del Barrio de Abajo liderados por Recas el Forestal,
Rosales, Pepe el Cojo y Cándido el del Teal.

Del Barrio de Arriba no podían faltar
ni Fuegos, ni Modesto ni Regino como Mayoral,
que como avezados y expertos rastreadores
removieron todo el pueblo y parte de sus exteriores.

Una mañana, tumbada y detrás de un palero
en el sitio donde habían mirado primero,
rumiando y al sol se encuentra la vaca
viendo pasar la vida sin que nada le afectara.

Continúan los días sin más acontecimientos
pastoreando a Careta como entretenimiento.
Y llegando septiembre maduran las moras
otra fruta que Tano también adora.

Un día descubrió cerca de los Regachos
que había muchas zarzas ocupando grandes cachos.
Dispúsose pues a recoger la cosecha
y con una carrerilla saltó con brío una presa.

La mala suerte otra vez le acompañó
todo a lo largo en el agua se cayó
sobresaliendo el culo como una peña
y en posición que dicen mirando para Cuenca.

A la vaca aquella pose le recordó algo:
un episodio de antaño con un olor muy raro,
y atajando problemas venideros
arremetió contra aquel pedazo de pandero.

El resultado es de todos conocido
Tano cojeando hasta el fin de los siglos
Y cada vez que se agachaba de todos desconfiaba
pero sobretodo de quién más de la vaca.

Este caso que aconteció, notable y digno de oír
lo he contado como sucedió, sin disculpar ni mentir.
Sin quitar ni una coma ni añadir ni una letra,
he contado toda esta historia tan real como cierta.