Después de un largo paseo en una tarde semi-nublada, semi-templada...... y nunca mejor dicho: como después de la tormenta viene la calma; en esta tarde... semi-calma.
Os mano buenos deseos para que este JUEVES SANTOS, casi concluso. En esta zona no hay mucho culto procesional. Y aunque yo estaba acostumbrada a
Cataluña que allí no hay ninguno; de alguna manera hecho de menos el ambiente de estas fechas de
León, pero claro....
comer y sorber......
Un fuerte abrazo para tod@s.
La Procesión de los Pasos, organizada también por la Cofradía del
Dulce Nombre de Jesús Nazareno, arranca a las 7.30 de la mañana, para no concluir hasta pasadas las 16.00, tras recorrer las calles del casco histórico y el ensanche de la ciudad. En ella, más de 4.000 papones de dicha cofradía, portan un total de 13 pasos, que recrean los momentos centrales de la Pasión. La mayoría de estos son obras del siglo XX, debido a que gran parte del patrimonio de la Cofradía, así como el de su hermana: la Cofradía de Angustias, desapareció en el siglo XIX a consecuencia del incendio del que hasta entonces era su sede: el ya desaparecido Convento de
Santo Domingo, ubicado en la plaza homónima, hoy centro neurálgico de la ciudad, provocado por las tropas
francesas de Napoleón, así como debido a la desamortización decimonónica.
Los pasos que aparecen son, por orden; la Oración en el Huerto, de Víctor de los Ríos (1952), el Prendimiento, de Ángel Estrada (1964), la Flagelación, Gaspar Becerra (s. XVI), la Coronación, de Higinio Vázquez (1977), el Ecce Homo, el Nazareno, la Verónica, de Francisco de Pablo (1926), el Expolio, La Exaltación, de Navarro Arteaga (2000), la Crucifixión, anónima (1928), el Cristo de la Agonía, de Laureano Villanueva (1973),
San Juan, de de Víctor de los Ríos (1946) y por último, la Dolorosa, también de Víctor de los Ríos (1949).
Mención especial merece el Nazareno, titular de la Cofradía, consta de dos imágenes: Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra de vestir, cuya cabeza se salvó de la quema del Convento de Santo Domingo, de autor desconocido, aunque atribuido a la
Escuela Castellana (se habría realizado entre 1610-1650 en
Valladolid aunque debido a unos recientes estudios se piensa que podría ser de Gregorio Fernandez), mientras el resto de la imagen (manos y pies), así como el Cirineo que lo acompaña es obra de Víctor de los Ríos (1946). Es una imagen que despierta gran devoción entre los leoneses, que lo acompañan en un grupo muy numeroso en su procesión.