Pero en los tres, un
amigo común: el sapo, cosa buena, porque el sapo, pobre sujeto de poca y mala
prensa, que ni los fabulistas se acuerdan de el, sino es, como en Iriarte, para tildarle de escuerzo presumido que echa pullas al mochuelo; porque el sapo torpe, que tan pintorescos sustos provoca en las buenas gentes urbanas cuando se pierden por el campo -en el que casi siempre se pierden-; el sapo de la "sapada", el del bilioso "echar sapos y culebras", el del escalofriante "pisar un sapo" o el del
político "tragarse un sapo", que dicen es la mejor cura en
salud para dedicarse a profesional de la res pública sin temosr a grandes duelos y críticas del oficio; porque, en fin, es sapo bufo, feo y despatarrado que hasta, se asegura, exhala malignos y fétidos humores..... es un individuo excelente, benéfico, cantor de maravilla y caballero un tanto tenorio y feudalesco..... En algún caso, como en el del triste
poema de Curros Enriquez, nuestro feo y sublime protagonista, no sabemos si hacía dúo solidario o contrapunto socarrón al lamento del alma fugitiva y abandonada en la noche misteriosa y enemiga:..... canta, sapo, canta -ti e eu somos dous- e o sapo cantaba- crou, crou, crou......