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El retrato es de don Manuel Fernandez y Gonzalez, autor del:

PROLOGO-BIOGRAFÍA DEL ARQUITECTO D. MATÍAS LA VIÑA.

El más humilde de los escritores españoles va a elevarse al cumplimiento de una misión nobilísima. La obra de un hombre extraordinario por su talento, por su laboriosidad, por su experiencia y por sus virtudes; el sazonado fruto de toda una larga vida a la ciencia y al arte consagrada; el de años enteros de meditación y estudio, concretados al despejo de una sola incógnita, que era al par la delicia y la preocupación constante de su alma; la luminosa memoria escrita por el insigne arquitecto y académico D. Matías Laviña sobre el origen, vicisitudes y obras de la Catedral de León, de cuya restauración fué encargado por el Gobierno de 1859, llevaba años de inédita; y el que estas líneas escribe, entusiasta del ajeno mérito, inícia hoy publicarla para deleite y bien de nuestra patria y honor de sus artes monumentales.

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Ahora voy a continuar con el PRÓLOGO que inciamos ayer.

Data este trabajo del 24 de mayo de 1867. En el acta de la sesión celebrada el 9 de julio de 1868 por la Real Academia de Nobles Artes de san Fernando, consta que el Sr. Hartzenbusch y el secretario don Eugenio de la Cámara, presentaron su informe sobre la memoria haciendo merecidos elogios de la inteligencia y laboriosidad del Sr. Laviña, recomendando mucho su importancia por la multitud de datos curiosísimos e interesantes que contenía, como por la descripción razonada del plan de restauración, y acordándose, en fin, excitar a la Academia a que la imprimiese. Posteriormente, al responder la Academia el 15 de julio del mismo año al encargo que le hiciera el director general de Instrucción pública de informar sobre la marcha y curso de las obras de la admirable Basílica, comunicó, entre otras cosas, lo siguiente:
La respuesta más completa que puede este cuerpo artístico dar a la consulta de V. S., es remitirle original de la Memoria escrita en el último año de su vida por el difunto Sr. Laviña. Ella encierra, en efecto, todo cuanto pueda apetecerse saber sobre el asunto: datos curiosísimos sobre su fundación, su instalación sobre las termas preconsulares, en nueva edificación por Alfonso IX, sus vicisitudes originadas por los vicios de construcción y la historia de las operaciones de su restauración, comernzada en 1859.... Este cuerpo artístico apénas tiene nada que añadir, como no sea para hacer merecidos elogios del concienzudo trabajo del Sr. Laviña, digno de su importancia y esmerado desempeño de ver la luz pública para honra del pais y de su autor.