Hola Triana, Angel, me alegro de que disfruteis, del humor, que ponemos aquí.
¡gracias por hacerlo y por entrar.!
Libertad... ya no sé que decirte... porque ante tus escritos, como te dije más de una vez y vuelvo a repetirlo ¡CHAPEAU..!
¡Gracias por compartirlos! Un abrazo a los tres.
¡gracias por hacerlo y por entrar.!
Libertad... ya no sé que decirte... porque ante tus escritos, como te dije más de una vez y vuelvo a repetirlo ¡CHAPEAU..!
¡Gracias por compartirlos! Un abrazo a los tres.
De las pocas noches que me acerco a este extenso rincón como lo es esta buardilla, de la que a veces me digo: ¿mereceré esto? y es que es el tercer piso y pienso que otros, carecen de todo, no lo puedo evitar. pero también pienso que esto es el fruto de la semilla del sudor de toda una vida, y que los primeros años en París, habité en "une humide et petite chambre", donde escribí sobre mi, sobre el mundo... del cual amo muchas cosas, como desprecio otras.
! Cuidado con la nieve, esta noche o mañana! Conozco el Norte, y jamás olvidaré una noche que dormí en León! Dios que frío pasé en una habitación sin calefacción!
! Buenas noches y un abrazo!
! Cuidado con la nieve, esta noche o mañana! Conozco el Norte, y jamás olvidaré una noche que dormí en León! Dios que frío pasé en una habitación sin calefacción!
! Buenas noches y un abrazo!
¡Buenos días a tod@s! En León con una mañana radiante de sol, con algunas nubes que empañan un cielo precioso. En este viernes, pistoletazo de salida a un acueducto que esperemos.... sepamos aprovechar tod@s.
Libertad: los tiempos cambian y lo digo de una manera literal. El frío de León ya no es lo que era, como el equipamiento de las casas; hoy día todas ellas, o su mayoría, disfrutan de confortable calefacción.
Si nos sumergimos en los recuerdos, -cosa que hacemos muy habitualmente en este espacio-, a tiempos de nuestra niñez y juventud; todavía sentimos ese frío, seco, pero helador que invitaba por la noche a refugiarse en la cocina (calor de hogar) siempre acompañada de los seres queridos, al lado del fuego; otras rodeando una mesa camilla donde reinaba bajo sus faldas un reluciente brasero al rojo vivo; allí, también siempre, escuchabas la conversación distendida de los mayores, pues siendo niño, la mayoría de las veces tocaba callar y escuchar; siendo costumbre habitual quedarnos embobados oyendo y escuchando los relatos o poemas que nos leía abuelita Lupe. En otras ocasiones era Toño (hermano de mamá) quien nos deleitaba con sus historias contadas a través de una pizarra y como herramienta de escribir una blanca y tiznadota tiza que nos trasportaban, junto con la imaginación apabullante de su narrador, allá donde su creativa ilusión quisiera. Muchas veces destructiva porque le encantaba también involucrarnos en terroríficos enfrentamientos de su invención. Aquella mano, acompañada de sus palabras aún más elocuentes que sus dibujos, trazaba y borraba con tanta rapidez la negra pizarra en un sin fin de imágenes de escenarios de acontecimientos bélicos, que llegaba un momento que aquel artilugio -herramienta conductora de equlubrante invención-, era un borrón de trazos blancos mal borrados semejante a un zafarrancho de espesa nubes sobre cielo negro. Los mayores encantados pues así Toño –un rapaz poco mayor o incluso de la misma edad que sus sobrinos- mantenía bien entretenidos a todos los guajes de la casa, incluida su “personita”, que hay que ver como se las gastaba; era el promotor de casi todos los enredos de la chiquillería que le seguíamos como si de un mago o inventor de juegos se tratara (todo un líder).
Y todo esto sucedía dentro de las sólidas paredes de esta casa, hoy por desgracia inexistente, cuna de mi niñez, cuya imagen acompaña a estos recuerdos.
Muchas gracias a tod@s por estar ahí y espero no aburriros, pues de no ser así, algunos otros recuerdos surgirán.
Un beso.
Libertad: los tiempos cambian y lo digo de una manera literal. El frío de León ya no es lo que era, como el equipamiento de las casas; hoy día todas ellas, o su mayoría, disfrutan de confortable calefacción.
Si nos sumergimos en los recuerdos, -cosa que hacemos muy habitualmente en este espacio-, a tiempos de nuestra niñez y juventud; todavía sentimos ese frío, seco, pero helador que invitaba por la noche a refugiarse en la cocina (calor de hogar) siempre acompañada de los seres queridos, al lado del fuego; otras rodeando una mesa camilla donde reinaba bajo sus faldas un reluciente brasero al rojo vivo; allí, también siempre, escuchabas la conversación distendida de los mayores, pues siendo niño, la mayoría de las veces tocaba callar y escuchar; siendo costumbre habitual quedarnos embobados oyendo y escuchando los relatos o poemas que nos leía abuelita Lupe. En otras ocasiones era Toño (hermano de mamá) quien nos deleitaba con sus historias contadas a través de una pizarra y como herramienta de escribir una blanca y tiznadota tiza que nos trasportaban, junto con la imaginación apabullante de su narrador, allá donde su creativa ilusión quisiera. Muchas veces destructiva porque le encantaba también involucrarnos en terroríficos enfrentamientos de su invención. Aquella mano, acompañada de sus palabras aún más elocuentes que sus dibujos, trazaba y borraba con tanta rapidez la negra pizarra en un sin fin de imágenes de escenarios de acontecimientos bélicos, que llegaba un momento que aquel artilugio -herramienta conductora de equlubrante invención-, era un borrón de trazos blancos mal borrados semejante a un zafarrancho de espesa nubes sobre cielo negro. Los mayores encantados pues así Toño –un rapaz poco mayor o incluso de la misma edad que sus sobrinos- mantenía bien entretenidos a todos los guajes de la casa, incluida su “personita”, que hay que ver como se las gastaba; era el promotor de casi todos los enredos de la chiquillería que le seguíamos como si de un mago o inventor de juegos se tratara (todo un líder).
Y todo esto sucedía dentro de las sólidas paredes de esta casa, hoy por desgracia inexistente, cuna de mi niñez, cuya imagen acompaña a estos recuerdos.
Muchas gracias a tod@s por estar ahí y espero no aburriros, pues de no ser así, algunos otros recuerdos surgirán.
Un beso.