Tal vez tengan en la memoria los estrafalarios resultados de aquella coincidencia.
Y aún es posible que no hayan olvidado que el Gobernador, que en la época regia con poderes casi omnímodos el acontecer de la provincia, había montado en cólera y decidido escarmentar a los viajeros porque no volviesen a alterar el orden público y tuviesen buen cuidado para en adelante de no mezclar a Su Ilustrísima ni a otros personajes de fuste en sus desatinadas expansiones.