¡Buenos dias! ¡Uyyy que madrudadora estás hoy Coral.! Pues si, vamos a empezar
como todos los jueves con José Luis. En el escrito de hoy la decepción, la tristeza se hace eco de la actualidad, pero al final siempre la esperanza es lo que nos queda...
DIARIO DE LEÓN:
LA ESPUMA DE LOS DÍAS
Malestar general
JOSÉ L. SUÁREZ ROCA 29/03/2012
Ese malestar que se pasea entre la multitud y las palomas, por las plazas y penumbras, que dispara al centro de nuestra primavera íntima...
¿Te gustaría sumergirte en la fenomenología de ese malestar que nos está agobiando y que a veces nos hace sentirnos fracasados? Sabes bien que no se disolverá con una sola huelga general. Aunque también los cerezos están hoy de ramas caídas. También ellos hacen frente a la desgracia con una dignidad insólita. Como si con su huelga de brotes esquivos maldijesen estos tiempos de voracidad y humillación descomunales.
Te tomas el café y te asomas al mundo y piensas en el empobrecimiento general. Miras desde los márgenes, porque tal vez te sientas aún privilegiado, y de pronto te avergüenza reconocer que a todos nos están forzando a expiar unos pecados que no hemos cometido. Y que habría que gritar mucho más alto para que sepan que estamos vivos todavía.
Y sin embargo el malestar que nos invade es seguramente el elemento más radical que nos unifica. En otros tiempos encendió la mecha de una revolución, no lo olvides. Y el café que tomas sabe más amargo que otras mañanas. ¿Por qué? Puede que no sea recomendable sentarte hoy a solas con tu taza y el periódico y ver pasar la vida con la paciencia de quien ya no espera a nadie. Y no te engañes murmurando que anhelas la lluvia del norte, una lluvia que probablemente amortiguaría tu desazón y te conduciría hasta un espacio de ideas más apaciguadoras y más claras.
Así que no deberías temer lo imposible. Lo imposible siempre acaba poniéndose las ropas empapadas del malestar y saliendo por las ventanas de la imaginación a la calle. Y ahí entonces podrías constatar la rabia y las ideas de quienes se resisten a ser enterrados en las fosas de la nada. La nada de los despidos libres e impunes, la nada de las hipotecas de los derechos del trabajador y la suspensión del pensamiento insurgente, la nada de las ideas secas y esterilizadoras... Es urgente ahuyentar esa nada. Y sobre las losas de la imaginación alzar con estrépito las imágenes verticales de una conciencia más solidaria y más rebelde. ¿Es preciso recordarte que estamos ya en primavera?
Permíteme entonces que te invite a otro café y que siga hablándote del malestar general, de ese malestar que se pasea entre la gente y los árboles y las tabernas... En tiempos no tan lejanos prendió el fuego de algunas insurrecciones. Y era tan grande, que incluso reventaba algunas noches la luz de las estrellas. Pero hubo muchos valientes que creían que no era imposible destruir aquella nada que los oscurecía. Y la destruyeron
como todos los jueves con José Luis. En el escrito de hoy la decepción, la tristeza se hace eco de la actualidad, pero al final siempre la esperanza es lo que nos queda...
DIARIO DE LEÓN:
LA ESPUMA DE LOS DÍAS
Malestar general
JOSÉ L. SUÁREZ ROCA 29/03/2012
Ese malestar que se pasea entre la multitud y las palomas, por las plazas y penumbras, que dispara al centro de nuestra primavera íntima...
¿Te gustaría sumergirte en la fenomenología de ese malestar que nos está agobiando y que a veces nos hace sentirnos fracasados? Sabes bien que no se disolverá con una sola huelga general. Aunque también los cerezos están hoy de ramas caídas. También ellos hacen frente a la desgracia con una dignidad insólita. Como si con su huelga de brotes esquivos maldijesen estos tiempos de voracidad y humillación descomunales.
Te tomas el café y te asomas al mundo y piensas en el empobrecimiento general. Miras desde los márgenes, porque tal vez te sientas aún privilegiado, y de pronto te avergüenza reconocer que a todos nos están forzando a expiar unos pecados que no hemos cometido. Y que habría que gritar mucho más alto para que sepan que estamos vivos todavía.
Y sin embargo el malestar que nos invade es seguramente el elemento más radical que nos unifica. En otros tiempos encendió la mecha de una revolución, no lo olvides. Y el café que tomas sabe más amargo que otras mañanas. ¿Por qué? Puede que no sea recomendable sentarte hoy a solas con tu taza y el periódico y ver pasar la vida con la paciencia de quien ya no espera a nadie. Y no te engañes murmurando que anhelas la lluvia del norte, una lluvia que probablemente amortiguaría tu desazón y te conduciría hasta un espacio de ideas más apaciguadoras y más claras.
Así que no deberías temer lo imposible. Lo imposible siempre acaba poniéndose las ropas empapadas del malestar y saliendo por las ventanas de la imaginación a la calle. Y ahí entonces podrías constatar la rabia y las ideas de quienes se resisten a ser enterrados en las fosas de la nada. La nada de los despidos libres e impunes, la nada de las hipotecas de los derechos del trabajador y la suspensión del pensamiento insurgente, la nada de las ideas secas y esterilizadoras... Es urgente ahuyentar esa nada. Y sobre las losas de la imaginación alzar con estrépito las imágenes verticales de una conciencia más solidaria y más rebelde. ¿Es preciso recordarte que estamos ya en primavera?
Permíteme entonces que te invite a otro café y que siga hablándote del malestar general, de ese malestar que se pasea entre la gente y los árboles y las tabernas... En tiempos no tan lejanos prendió el fuego de algunas insurrecciones. Y era tan grande, que incluso reventaba algunas noches la luz de las estrellas. Pero hubo muchos valientes que creían que no era imposible destruir aquella nada que los oscurecía. Y la destruyeron