"con su pan se lo coma"...

LA HACENDERA

Es una institución concejil mediante la cual todos los miembros de pleno derecho del concejo estaban obligados a prestar trabajos en beneficio de la comunidad. Se realizaban en comunidad, eran de varios tipos según la finalidad de la obra. Si la obra era considerada de interés general estaban obligados todos los vecinos, si era de interés limitado para una zona concreta se convocaba a la comunidad afectada. En los pueblos divididos en barrios separados, caso muy frecuente, se generaban conflictos porque normalmente dicha división iba acompañada de otra similar en las zonas de trabajo. Un vecino del barrio alto debía acudir a componer las defensas del río que protegían las fincas del barrio bajo. La motivación más fuerte se basaba en razones de solidaridad de la todos necesitaban de alguna manera.
Cada vecino acudía provisto de las herramientas que se le habían indicado, podía ser pico y pala, herramientas de corte, carro.... según la planificación realizada por La Junta. En General eran un ejemplo de democracia espontánea, con liderazgo también espontáneo. La disciplina interna era aceptada de buen grado. Se imprimía un cierto carácter festivo, en el que las bromas y los comentarios jocosos eran constantes. El vino y el escabeche con cebolla era obligado cuando el trabajo a realizar era suficientemente largo. Lo aportaba algún vecino que de esta manera quedaba exonerado de su obligación de acudir personalmente o que se beneficiaba especialmente de la obra. La organización corría a cargo de una Junta o Juez que planificaba la tarea, revisaba la correcta realización y establecía los tajos. Algunos piensan que el refrán:

"con su pan se lo coma"
hace referencia a la costumbre de llevar cada uno pan de casa y la organización ponía lo demás, que solía ser escabeche y cebolla....
Como los cargos era muy rotados existía cierta cultura de la organización y de comprensión con el que manda. No acudir a una llamada a Hacendera suponía cargar con una multa y ser tachado de egoísta por el resto, por lo que la asistencia era masiva.
Según nos cuenta Elías López Morán (1896) existía la costumbre en toda la zona de que en el momento de partir para el trabajo el grueso de los reunidos, una comisión encabezada por el alcalde recorría las casas de los que no habían acudido, llegando a tomar de ellas en prendas cualquier utensilio de labranza que les pareciera oportuno, como castigo por la ausencia. Dichas prendas no les eran devueltas hasta que no pagasen en la taberna la multa que se les impusiera. Los enfermos también era visitados para comprobar la veracidad de su mal. No se admitían criados en las hacenderas por entender que estos no trabajaban con el mismo empeño. Las mujeres podían acudir a las hacenderas ya que "las mujeres de estas tierras son más fuertes que los hombres de otras". Se exceptuaba a las mujeres cuando se trataba de "echar agua a la presa" porque requería zambullirse en el río para encauzarlo y esto era contrario a la moral femenina y al buen orden.... Sin embargo algunos trabajos como espalar nieve era desarrollado indistintamente, incluso era motivo de regocijo el hecho de que hubiera mozos y mozas pues solían acabar en bullicios jocosos en los que muy a menudo las mozas aprovechaban para darle un escarmiento a algún mozo gallito.
La tarea más frecuente era reparación de caminos, reparación de acequias, presas y regueros. Si esta labor no se realizaba era impracticable la agricultura ya que el invierno con sus lluvias y sus humedades arroyaban los caminos y tapaban de hierbas los cauces.
Los vecinos, el Concejo, de Cuadros estaban obligados, como ciudadanos leoneses, a vigilar las murallas y repararlas cuando fueran requeridos para ello, a cambio no pagarían portazgo. Así lo disponía el Fuero de León.
Javier Collado llama a la hacenderas "desarrollo coordinado de labores en grupo". Es un fenómeno muy arraigado en Cuadros, y por extensión en la cultura leonesa de montaña. Se basa "en la voluntad expresa de trabajo en equipo de toda la comunidad, así como en un sentimiento de suficiencia, de independencia y de fuerte nuclearización en el grupo con respecto al exterior." "Esta habilidad requiere entrenamiento que estará desarrollado en la medida que lo propicie la facilidad de contacto" El número de personas con las que existe la posibilidad de trabar contacto en los tiempos de ocio, por lo tanto el tamaño del nucleo, deberá ser una aldea, no una gran población ni un caserío disperso.