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DIARIO DE LEÓN:

EL RUBICÓN

De pacotilla

FELIPE RAMOS 08/06/2012

León se muere asesinado por el orgullo de un ministro y de un Gobierno, el del PP, que ha decidido aniquilar la minería. La crisis les ha servido de excusa perfecta para dejar en la calle a más de 5.000 familias. Y mientras, los políticos de León, de uno y otro lado, se limitan a gesticular.

La situación no está para gestos. Exige rebeldía. Y los primeros en rebelarse deben ser los del PP. Ya no valen las palabras ni las amenazas ni alzar la voz. Es el momento de los hechos. Lo exigen las familias, que se ven en la calle y sin un futuro que ofrecer a sus hijos; las cuencas, que como el valle de Riaño hace 25 años están condenadas al ahogamiento; y sobre todo lo exigen los 8 de Santa Cruz. Ellos no hablaron, actuaron y ya llevan 20 días bajo tierra.

La responsabilidad de lo que les suceda será del ministro Soria, primero, y de Mariano Rajoy, que sigue mirando para otro lado, después. Pero todos los aquellos que sigan en la poltrona sin rebelarse se convertirán en sus cómplices.

Y todo, por apenas 100 millones de euros, o lo que es lo mismo el 0,08% de los 122.000 millones presupuestados para este año, de los que casi 3.800 los gestiona el ínclito Soria. Eso es lo que valen las cuencas, los mineros, las más de 5.000 familias y una provincia entera para el Partido Popular, que en cambio sí tiene dinero para ese engredo de coche eléctrico llamado Twizy, hecho a medida de Villanueva.

¿Saben cuántos engendros de esos en los que hay que entrar de cara y salir de culo, justo hacia donde va esta provincia por culpa del PP, se habían vendido hasta abril en Castilla y León? Cero y sólo 22 en todo el país. Pero, con todo y con eso, el clon de Aznar gasta 10 millones del dinero público en subvencionar su compra, a los que hay que sumar los 18,2 millones que dedica la Junta en su estrategia del coche eléctrico. Eso sí, poco o nada les importan los mineros o que Vitro se vaya y mande a la calle a otros 421 leoneses.

No hace tanto que el candidato Mariano Rajoy presumía de su leonesidad, porque aquí vivió diez años de su infancia, o que la hoy vicepresidenta pucelana alardeaba por haber iniciado su actividad profesional como abogada del Estado en esta tierra. Hasta Cospedal se sacó de la chistera uno paso fugaz por León para presumir de leonesa. Hoy, los hechos demuestran lo que ya se sabía, que son unos leoneses de pacotilla y quienes no se rebelen contra su tropelía hacia el carbón... también