El placer es mío... constatar que aún queda humanidad en este mundo perverso. Si no hubiera creío esto, si no hubiera encontrado personas cábales, me hubiera dicho. que no mereciía recorrer las calles. Solo los incamaces de sentír, no encontrarna jamas la rosa de una lágrima.
Leí mucho sobre los
mineros (a escondidas demasiado tiempo) y saue mis propias conclusiones. Hay penosa realidades que no merecen discursión alguna: el pan es sagrado. Solo no lo aprecian quienes lo poseen sin merecerlo.
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