¡Buenos dias, un poquito nublados! Despues de la resaca de ayer volvemos a la vida normal, a la realidad de una sociedad donde los problemas están cada dia más peliagudos, y nada mejor que leer este articulo:
CRÓNICA DE LEÓN:
A MI AIRE / José Eulogio Hernández /
¿Y después de ES-PA-ÑA, qué?
Temo que cuando esta locura de ES-PA-ÑA desaparezca me llegue el aburrimiento, porque “contra el aburrimiento solo el trabajo tiene eficacia”, dado que “las diversiones no son más que un paliativo”. Y como trabajo hay poco y a quienes lo tenemos, se nos amenaza constantemente con perderlo, mendigarlo, agradecerlo, explotarlo…, mucho me temo que llegaremos al desmayo y el hastío.
Temo al aburrimiento, en cuanto haya pasado la fiebre rojigualda. Temo volver a la crisis económica, a la prima de riesgo, a la bajada y subida del IBEX, Rajoy, Merkel, los mercados y el rescate. Nadal no ha querido tomar el relevo del magnífico grupo de Del Bosque, Alonso nos sorprende cada quince días, las olimpiadas llegan estiradas en el tiempo y a Contador le hicieron un nudo los ‘franchutes’. Sin Tour estos días para abrir la siesta, la espera será larga, insoportablemente lenta si además el tiempo sigue tan idiota.
En medio de la crisis minera, con el PSOE dedicado a recuperar históricos y a la caza de brujas en el Ayuntamiento, al igual que el PP hizo en su día con Marijose y Anaguada; con el PP cosido por el rigor del ‘sumiso’, la UPL en hibernación permanente, el Consistorio aligerando plantilla y el comercio agarrado a las rebajas, me acerco a la Escuela de los Sofistas, cuando Ricardo León escribía: “El aburrimiento es la suprema expresión de la indiferencia”.
Hacer de tripas… corazón. Un buen libro, el smartphone en la guantera, un traje de baño y que “salga el sol por Antequera”. Hoy por lo general “nos aburren las gentes con quien no está permitido aburrirse”. Tan poca capacidad para hacerse notar, hacen que un político ya en el último sprint de su carrera, criticado por sus silencios en su extensa etapa de diputado, se atreva “ahora” con su partido. Es lo que tiene ir contra corriente en un momento dado, ser el único que discrepa de la oficialidad marcado por la experiencia y los años.
En este tiempo de ídolos futbolísticos y políticos en crisis, “solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos”. Hasta a Del Bosque y sus jugadores de ensueño se les ha dicho que “aburren” en esta recién concluida Eurocopa. Por lo general somos mediocres, pero exigentes.
CRÓNICA DE LEÓN:
A MI AIRE / José Eulogio Hernández /
¿Y después de ES-PA-ÑA, qué?
Temo que cuando esta locura de ES-PA-ÑA desaparezca me llegue el aburrimiento, porque “contra el aburrimiento solo el trabajo tiene eficacia”, dado que “las diversiones no son más que un paliativo”. Y como trabajo hay poco y a quienes lo tenemos, se nos amenaza constantemente con perderlo, mendigarlo, agradecerlo, explotarlo…, mucho me temo que llegaremos al desmayo y el hastío.
Temo al aburrimiento, en cuanto haya pasado la fiebre rojigualda. Temo volver a la crisis económica, a la prima de riesgo, a la bajada y subida del IBEX, Rajoy, Merkel, los mercados y el rescate. Nadal no ha querido tomar el relevo del magnífico grupo de Del Bosque, Alonso nos sorprende cada quince días, las olimpiadas llegan estiradas en el tiempo y a Contador le hicieron un nudo los ‘franchutes’. Sin Tour estos días para abrir la siesta, la espera será larga, insoportablemente lenta si además el tiempo sigue tan idiota.
En medio de la crisis minera, con el PSOE dedicado a recuperar históricos y a la caza de brujas en el Ayuntamiento, al igual que el PP hizo en su día con Marijose y Anaguada; con el PP cosido por el rigor del ‘sumiso’, la UPL en hibernación permanente, el Consistorio aligerando plantilla y el comercio agarrado a las rebajas, me acerco a la Escuela de los Sofistas, cuando Ricardo León escribía: “El aburrimiento es la suprema expresión de la indiferencia”.
Hacer de tripas… corazón. Un buen libro, el smartphone en la guantera, un traje de baño y que “salga el sol por Antequera”. Hoy por lo general “nos aburren las gentes con quien no está permitido aburrirse”. Tan poca capacidad para hacerse notar, hacen que un político ya en el último sprint de su carrera, criticado por sus silencios en su extensa etapa de diputado, se atreva “ahora” con su partido. Es lo que tiene ir contra corriente en un momento dado, ser el único que discrepa de la oficialidad marcado por la experiencia y los años.
En este tiempo de ídolos futbolísticos y políticos en crisis, “solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos”. Hasta a Del Bosque y sus jugadores de ensueño se les ha dicho que “aburren” en esta recién concluida Eurocopa. Por lo general somos mediocres, pero exigentes.