Buenos días a tod@s l@s amig@s de este foro y como...

¡Hola de nuevo, como me imagino, ya sabeis que falleció Amada, la madre de Mª Jesús Morla, de Juan y Jose. Desde este foro, un abrazo muy fuerte para todos. Descanse en paz. Una oración por ella.

Muchas gracias a todos, por vuestras palabras de consuelo. Son auténticas caricias en el alma. Dentro de dos minutos hace ya una semana, nuestra madre expiró y con ella se llevó parte de nosotros, sus hijos, que viajan con ella. Descanse en paz.
Naye, te envié por la tarde un correo privado a la dirección de rusky, espero que la tengas todavía operativa.
Un abrazo a todas, Naye, Coral, gracias por tus versos, Yoly y Anamaria

Buenos días a tod@s l@s amig@s de este foro y como siempre un saludo, y, un abrazo a tod@s nuestr@s queriod@s vecin@s y paisan@s de Canales-La Magdalena.

Gracias a ti querida María Jesús por ese reconocimiento, reconocimiento, que es todo vuestro por que sois una familia querida. Y es que os hacéis querer con vuestra, serenidad, dulzura, cariño y respeto hacia los demás.

Por ese cariño y respeto; hoy me vas a permitir que recuerde aquel homenaje que en el mes de agosto del año 2010, en el II FORO ENCUENTRO CANALES-LA MAGDALENA, antes de comenzar "el calecho", hicimos a vuestros padres a través de tus preciosas y entrañables palabras.

En su memoria y recuerdo; pues ayer como hoy y eternamente estarán juntos.

PARA AMADA Y LUIS

El primer homenaje que rinde este Calecho hoy, es a un matrimonio feliz y aunque muchos de los aquí reunidos podríamos sentirnos agraciados, sólo hay uno que, además, es el matrimonio más longevo de este pueblo. El matrimonio formado por Luis Morla y Amada Díez. Mis padres.

Ellos no sabían nada de este homenaje. Tal es así que Luis no ha venido y Amada está como en una nube preguntándose qué ha podido hacer para merecer tanto halago.
Como os decía, para este Calecho ser el matrimonio más longevo de este pueblo tiene premio, porque habéis sido claro ejemplo de superación, al afrontar una vida en común, con altas dosis de amor y contando con el privilegio de la salud, porque todos sabemos que si no tienes salud… no tienes nada.

Por eso se encienden hoy aquí, en vuestro honor, los momentos y los recuerdos:

Queda ya muy lejos aquel 27 de noviembre de 1954 en que dejaste atrás años de dedicación primero a tus padres, después a tu hermana Amparo ayudándola durante 16 años en León para atender la pensión La Montaña.
Y atrás quedaron también en el pueblo, tus actividades como catequista y presidenta de las Hijas de María que tantas adeptas tuvo. Constancia de esta actividad fue la bandera que encargaste bordar a unas monjas de Madrid y que para pagarla tuviste que organizar y ensayar varias obras de teatro.
Y como digo, atrás quedaron estas y otras actividades para dar paso a una vida en común. Desde El Reguerón donde la iniciasteis a Los Castañales donde criasteis a vuestros hijos, para volver al Reguerón de donde salisteis. Habéis trazado un círculo.

Y habéis sabido conjugar con vuestras manos más de cien verbos. Y así, Luis, papá, ha sido claro ejemplo de trabajador incansable compatibilizando su profesión de funcionario de Telégrafos con otros trabajos, como de Fontanería, por ejemplo.
“El Tele” fue quien instaló los primeros cuartos de baño del pueblo. Cuánta agua corriente, cuántos lavabos y cuántos wáteres habrá instalado! Es el día de hoy que todavía algún vecino le recuerda haber cambiado recientemente la instalación que él había montado.

Y supo ser electricista… y si había que ofrecerse como albañil para, por ejemplo, instalar un horno a Luciano el Panadero, allí estaba él. Valía lo mismo para un roto que para un descosido.

Y cobraba la luz a Publio y a la Elsa… y por si fuera poco, los domingos bien temprano cogía la bici y se recorría los pueblos de Soto y Amío para cobrar las igualas, lo mismo del médico D. José como del veterinario D. Dionisio.

Los domingos era el día perfecto para encontrar a los labriegos en su casa en Camposalinas o en Lago o Villaceid.
Y ya por la tarde, en casa comenzaba la actividad contable: largas sumas cuyo resultado tenía que cuadrar con lo recaudado que guardaba en su particular caja fuerte, una lata de galletas colocada en un lugar insospechado.

Y poco después llegaron los hijos: tres churumbeles que coincidieron con la prestación de un nuevo servicio público, el primer teléfono público del pueblo.
¡Cuánto incordió aquel teléfono los momentos familiares. Recordáis con frecuencia aquellas noches y mañanas heladoras, en la cama y que suena el teléfono: …. ring…. ring! “levántate tu, Luis. Ah! No, levántate tu, Amada…” uno picando al otro mientras al otro lado del teléfono esperaba cualquier empresario, del carbón principalmente. Recordáis siempre a Gelis que decíais que era el último que llamaba cada noche y el primero de la mañana. Sirva este relato como recordatorio a esos primeros empresarios que dieron un empuje económico a nuestro pueblo.

Y hubo que contratar ayuda porque entre la atención a los niños y el teléfono, no había manos suficientes.
Y empezó Petra con el teléfono y después Tina, la de Doradía y las tardes se propiciaban para la tertulia donde siempre eran bienvenidas, Felisa y Julia la de Merino, nuestras vecinas. Y Camacho que alegraba el cotarro a la vez que cortejaba a Tina, o Calvete que nos dejaba la vespa en la terraza para deleite de los pequeños.
Y cuando lograsteis dejar el teléfono te dedicaste a lo que te gustaba. Hacer costura para los de la casa… ya sabes, y para la familia y allegados. Y es que Amada para la costura y el corte y confección ha tenido unas manos privilegiadas. Tienes madera de artista.

Luis que todo lo pudo, ahora se encuentra más limitado. Anda muy torpemente pero su cabeza va a cien por hora. Le cuesta entender que su cuerpo con 97 años de nada, no responda a lo que la cabeza y las ganas le dictan. Amada le contará todo esto. A ella la entiende, lee en sus labios o en su expresión o en el fondo de sus ojos, sin necesidad de artilugios auditivos…

Es lo que tiene el compartir todo durante tanto tiempo. Y es que van para 56 años juntos… Toda una vida… Un abanico de historias escritas, firmadas, selladas con la compañía mutua y juramentos que en este caso se cumplieron. 56 años para ellos y para nosotros. Una amalgama de vivencias en este nuestro pueblo…

Y así se escribe su historia de amaneceres, de sensaciones, de recorridos, de cruces de este sendero que llamamos vida, siempre juntos y agarrados del bracete. Siempre enfrentándose a los problemas, unas veces tirando yo de ti y otras tirando tu de mi, destapando miserias o celebrando las alegrías de la vida, pero siempre en compañía. Y es que si vivir la vida de uno mismo es complicado, vivir tu vida y adaptarla a la de otro es un auténtico milagro.

Y es entonces cuando este Calecho nuestro, donde se celebra la vida… y las costumbres… y los encuentros, se hace eco de esta vida en común, la rescata de la invisibilidad y la hace relumbrar. Muchísimas gracias!
Mariajesús Morla
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
¡CUANTAS COSAS EN COMÚN CON MI FAMILIA, MUCHA, MUCHA!, es emocionante esta historia, un besooooooo Coral.