En su día, describí como habia sido la misa del funeral,...

En su día, describí como habia sido la misa del funeral, Mª Jesús con voz temblorosa por la emoción, y a la vez firme y valiente, nos leía en medio de unn silencio total, solo interrumpido por lás lágrimas de muchos de los presentes.

(continua...)

DESPEDIDA A AMADA.- Maria Jesús Morla

Familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos… muchas gracias por vuestro consuelo y compañía. Cuando hemos aprendido las lecciones del amor, podemos marcharnos con alegría, no hay necesidad de dolor ni sufrimiento.

Y para nosotros, ya llegó ese día postrero, en el que la humedad se esfuma y el cuerpo se enfría y tus ojos, Amada, sin brillo y profundidad, se diluyen en otros universos y tu mirada serena y bondadosa se clava en nuestro recuerdo y nos impide decir hasta luego, hasta pronto; y se te escapa entre dientes y sollozos ese último adiós a una gran persona, querida mamá. El adiós más ingrato, el que más duele.
Permanecerás aquí mientras te recordemos. Te llamo… no sé cómo alcanzarte… y el deseo de retenerte es más poderoso que la resignación.

Desde la ausencia de nuestro padre y en estos últimos días, hemos intentado distraer a la muerte y mitigábamos nuestra impotencia recordando tu vida junto a la nuestra, contagiándonos con ese halo de energía y optimismo en aquellas reuniones familiares, aquellas tertulias…

Nos anticipábamos a la tristeza rememorando ese caudal de anécdotas alegres y personajes curiosos con que nos ilustrabas Como si al contar las historias, realmente las estuviera narrando en directo. Como si al mostrarlas, te estuviera entregando el mapa más codiciado del tesoro más recóndito… Y es que Amada narraba de corazón para que nada de lo importante se olvide.
Lo mejor de nuestras últimas tardes ha sido el momento dedicado a rescatar la memoria. Nuestra memoria. La que mi madre y mis hermanos forjaron a mi lado casi sin darnos cuenta, siempre con el espíritu de mi padre flotando en el ambiente.
Háblame mami, cuéntame nuevamente los 95 años de tu vida para no se me olvide, porque la vida se hace al contarla.

Querida madre, cumpliste con el compromiso de cuidarnos, de guiarnos por la senda de la vida, de protegernos, de apoyarnos en nuestros sueños, de escucharnos cuando necesitábamos hablar y escucharnos más de cerca cuando no lo necesitábamos. Nos diste alas para volar y nos quisiste siempre. Por eso se encienden hoy aquí, en tu honor, los momentos y los recuerdos,
Por el ejemplo que supones, porque verte daba vida, porque escucharte renueva, porque abrazarte y mirarte a los ojos de cerca descarga penas y alimenta, porque nos has dado una lección de criterio, cariño y señorío. Y porque estar en tu corazón, es la mejor recompensa que he recibido en mis años de vida. Porque cada día me regalabas tu mirada de un mundo real y sin torceduras. Quien más ha creído en mí, quien más me sujetaba cuando caída, quien más me ofrecía, a quien tanto debo.