Y con “LA ESPUMA DE LOS DÍAS” del jueves, hoy domingo, me despido. ¡SER FELICES!. Nosotros lo intentaremos.
16 de Mayo de 2013
DIARIO DE LEÓN
José L. Suárez Roca
LA ESPUMA DE LOS DÍAS
“Bar Tomelloso”
La ciudad que existe en esta vieja taberna! Ahí de vez en cuando volvemos con el atardecer al hombro, y se nos encandila el alma. Porque el bar Tomelloso es una alegoría de la silenciosa resistencia civil, de la memoria urbana que no podrán derrotarnos nunca. Ahí el tiempo se ha ido deshojando a mano limpia. Pero se palpa aún el revolar de amigos idos.
Y me contaba muy afablemente la dueña el otro día retazos de su historia. El fundador del bar (no recuerdo su nombre) lo llamó así honor de aquel íntimo amigo del pueblo de Tomelloso que había conocido en el ejército, cuando España reclamaba a golpes de advenimiento de la república segunda y en el otro mundo nacía el Che Guevara. ¡Las sedes y hambres que desde aquellos tiempos se habrán aplacado en esta taberna! Y Habéis de saber que en el Tomelloso se pueden degustar los riñones más suculentos de todo el Noroeste Atlántico.
La primera vez que entré (¡para que contar los años!) fue para compartir con un compañero de fatigas (hace tiempo que me desapareció) la pena que estaba consumiéndole. Era cuentista, o algo similar, aunque siempre andaba con un poemario bajo el brazo. Y se había metido en un enamoramiento que de puro milagro no acabó en manicomio. Ella se llamaba Claudia y a sus veinticuatro años había procesado en el convento de las Concepcionistas. Hubiera sido hermoso…. Un solo amor compensa muchas muertes solía decirme. Y me dibujaba el rostro de la monja enajenada sobre la mesa de mármol, y era bello todavía. Militábamos entonces en el partido de los ilusos.
¡La literatura obrera y liberal que aún se alza entre los muros del Tomelloso! Y esa juventud al borde del derrumbe que se posa ahí para deshacer el amor al cobijo de su sombra. ¡Pero que gusto da pensar bajo su techo a salvo de los estrépitos municipales!.
Si alguna vez descendéis pos la calle de la Calzada, no dejéis de entrar en su calor. Seguro que os sentiréis de inmediato como en el resol de un cuadro hiperrealista. Y será lo más al sur profundo de la ciudad que hayáis estado. Y verán entonces vuestros ojos descender pedazos de poemas sociales que dicen que hay que ganarse el pan de cada día y los almendros y el sol tan honradamente como lo hicieron nuestros antepasados.
Fue en el Tomelloso donde conocí yo a aquella mujer que atardecía la voluntad y las serpientes, que regaba las flores con solo mirarlas y andaba siempre metida en unos líos de la hostia que la llevaron a tirarse del puente del ferrocarril abajo.
<<Mariposa era ceniza desatada>>.
Sale uno feliz del Tomelloso y la Ponferrada que ataca se ha deslizado hacia un estado de ficción difícil de asumir.
Saludos de julio que últimamente es el dictador de tan buena narrativa. ¡Uy! Así, no hay comparación, se hace mucho más liviana la transcripción del texto. ¡Mi diablo que está en todo!. Y además no deja que ningún jueves me quede sin el “Diario de León”
Y como hace mucho que no mandamos nuestros saludos y cariño a José Luís, (nuestro vecino del pueblin durante la época estival) aprovechamos en este para hacerlo. ¡UN FUERTE ABRAZO JOSÉ LUÍS! y muchas gracias por seguir regalándonos tu inspiración literaria.
16 de Mayo de 2013
DIARIO DE LEÓN
José L. Suárez Roca
LA ESPUMA DE LOS DÍAS
“Bar Tomelloso”
La ciudad que existe en esta vieja taberna! Ahí de vez en cuando volvemos con el atardecer al hombro, y se nos encandila el alma. Porque el bar Tomelloso es una alegoría de la silenciosa resistencia civil, de la memoria urbana que no podrán derrotarnos nunca. Ahí el tiempo se ha ido deshojando a mano limpia. Pero se palpa aún el revolar de amigos idos.
Y me contaba muy afablemente la dueña el otro día retazos de su historia. El fundador del bar (no recuerdo su nombre) lo llamó así honor de aquel íntimo amigo del pueblo de Tomelloso que había conocido en el ejército, cuando España reclamaba a golpes de advenimiento de la república segunda y en el otro mundo nacía el Che Guevara. ¡Las sedes y hambres que desde aquellos tiempos se habrán aplacado en esta taberna! Y Habéis de saber que en el Tomelloso se pueden degustar los riñones más suculentos de todo el Noroeste Atlántico.
La primera vez que entré (¡para que contar los años!) fue para compartir con un compañero de fatigas (hace tiempo que me desapareció) la pena que estaba consumiéndole. Era cuentista, o algo similar, aunque siempre andaba con un poemario bajo el brazo. Y se había metido en un enamoramiento que de puro milagro no acabó en manicomio. Ella se llamaba Claudia y a sus veinticuatro años había procesado en el convento de las Concepcionistas. Hubiera sido hermoso…. Un solo amor compensa muchas muertes solía decirme. Y me dibujaba el rostro de la monja enajenada sobre la mesa de mármol, y era bello todavía. Militábamos entonces en el partido de los ilusos.
¡La literatura obrera y liberal que aún se alza entre los muros del Tomelloso! Y esa juventud al borde del derrumbe que se posa ahí para deshacer el amor al cobijo de su sombra. ¡Pero que gusto da pensar bajo su techo a salvo de los estrépitos municipales!.
Si alguna vez descendéis pos la calle de la Calzada, no dejéis de entrar en su calor. Seguro que os sentiréis de inmediato como en el resol de un cuadro hiperrealista. Y será lo más al sur profundo de la ciudad que hayáis estado. Y verán entonces vuestros ojos descender pedazos de poemas sociales que dicen que hay que ganarse el pan de cada día y los almendros y el sol tan honradamente como lo hicieron nuestros antepasados.
Fue en el Tomelloso donde conocí yo a aquella mujer que atardecía la voluntad y las serpientes, que regaba las flores con solo mirarlas y andaba siempre metida en unos líos de la hostia que la llevaron a tirarse del puente del ferrocarril abajo.
<<Mariposa era ceniza desatada>>.
Sale uno feliz del Tomelloso y la Ponferrada que ataca se ha deslizado hacia un estado de ficción difícil de asumir.
Saludos de julio que últimamente es el dictador de tan buena narrativa. ¡Uy! Así, no hay comparación, se hace mucho más liviana la transcripción del texto. ¡Mi diablo que está en todo!. Y además no deja que ningún jueves me quede sin el “Diario de León”
Y como hace mucho que no mandamos nuestros saludos y cariño a José Luís, (nuestro vecino del pueblin durante la época estival) aprovechamos en este para hacerlo. ¡UN FUERTE ABRAZO JOSÉ LUÍS! y muchas gracias por seguir regalándonos tu inspiración literaria.
Gracias a los dos por el esfuerzo, me encantan los artículos de Jose Luis y ahora me es imposible leerlos en el periódico ¡qué jodios!