Eran de San Jorge, pero las lepiotas también crían...

Por cierto señorita Anamaría, ¿sigue usted viendo la serie Isabel? mira que foto más chula de la Sevilla de la ëpoca

Buenas tardes, y tristes por los Leones, cielo encapotado pero buena temperatura, demasiado para la época. Éste clima le viene como anillo al dedo a las setas, aunque tengo una amiga y trabaja en ello, que la mayoría salen agusanadas por exceso de calor, una pena porque dan un asco que pa qué ¡los bichejos de marras.
Hace como cinco años, más o menos, buena temporada hubo aquél año, nos fuimos a recoger la seta de San Jorge en zona cercana al pueblo, todos de la familia, para aportar con el entrante, de segundo una buena fideua; llevábamos cogidos aproximado tres kilos y de repente dice mi sobrina.. Anaaaaa ¡fíjate que dos setas tan hermosotas, y verdad era ¡, dos grandes especímenes en medio del prao que daba pena el cortarlas, pues nada, lágrimas aparte, ella por un lado y yo por el otro, navaja en ristre nos pusimos a degollar a las susodichas... De repente oigo un grito de ultratumba detrás de mí, (más o menos como el que dio La Chita cuando se encontró de focicos con el perro), me estuvo rugiendo la oreja 1/2 hora, y lo único que llegó a alcanzar mi vista fue a la sobri corriendo como alma que se la llevan en pena monte arriba y dando unos saltos que parecía un corzo en época de celo ¡bien pensé la habría picado un bicho. Continué con la mi seta y ya cortada al ras, un grito pegué también yo, o yo también, que se escuchó hasta en Sevastopol, eché a correr y adelanté a mi sobrina ¡fíjate, que casi llego corriendo a la Magdalena ¡, y estaba a 10 km, sacudiéndome el pelo, los brazos, las piernas, y la entrepier.... porque no tenía tantos apéndices para ello.... Unos gusanos tenían las cabrnssssss... que parecían lombrices, todo el tallo lleno de ellos; así estaban tan colocaditas ellas en medio la pradera, como diciendo, cómeme, cómeme, que pa tí tienes.
Total que el entrante no lo comí, la fideua, como que tampoco, me recordaba a las lombrices, y el postre pa los gusanos, tan sólo tomé un café y sólo.
PD.-Sigo viendo Isabel, pero cada día me cae más gorda, aunque Fernanadín pa él tiene, lo mismo le da una mujer que una fregona (de las del palo), con tal de que tenga pelos en la azotea ¡lo mismo le da.

Muy buena la aventura y mu bien contada que todo hay que decirlo jajajajaajaa. Digo yo que si eran tan grandes serían lepiotas, recuerdo un año que andábamos por ahí en octubre y había montón, nos dimos unos buenos atracones cocinadas de muy distintas maneras, alomojor nos las comimos con carne........ oiga que todo alimenta jajjajajajajaja ¡puaggggg ¡que asco por dios!

Eran de San Jorge, pero las lepiotas también crían cada especímen ¡, yo las miro y remiro, y aunque al darles tanto corte para revisar queden peor de presencia, los gusanillos se esconden hasta dentro del sombrero, si está con agujeritos, aunque no encuentres el animalejo, mejor tirarlas.
Al menos yo, que soy un tanto escrupulosa; seguro que en peores plazas hemos toreado, pero ojos que no ven "torzato que te pegas".