Es un poco largo pero es tan bueno que no me he podido aguantar
De Javier gallego
El PP de todos los santos, la mano incorrupta de Génova y el éxtasis de Santa Teresa
¡Ave María Purísima! La Virgen del Rocío no está sola en su monumental tarea de sacarnos del infierno. Ahora tiene una nueva aliada contra la crisis, que diría la ministra con nombre de santuario de los milagros (o sea, Fátima). El otro beato declarado del gobierno, San Jorge Fernández Díaz, alias Cuchillitas, aseguró hace unos días que Santa Teresa trabaja de intercesora para el gobierno de España. Espero que le hayan hecho contrato y no una simulación, que con el PP nunca se sabe. De la mística española solo queda una Mano Incorrupta, por cierto. Hay que felicitarse. Por fin una mano incorrupta trabajando para Génova. Lo que no logro entender es cómo aún no hemos salido de la crisis si la mitad del cielo está de nuestra parte.
Paciencia. El ministro está convencido de que la monja de Ávila nos sacará de esta. Dice que la santa manda mucho arriba (literal) y que su esfuerzo será un éxito. También los peregrinos que van a Ronda a ver la reliquia de la mano incorrupta creen que la santa hace milagros, pero nunca se te ocurriría nombrarlos ministros. Pues Rajoy sí lo ha hecho. Y a una ministra que cree que la Virgen del Rocío está en conversaciones con el FMI para sacarnos del lío. Señor, señor, llévame pronto.
Don Jorge y doña Fátima van camino de convertirse en la pareja cómica del catolicismo. El nombre artístico ya lo tienen: Báñez y Fernández. Intelectualmente recuerdan bastante a los Fernández de Tintín, aunque sin duda estos caen mucho más simpáticos. Nos lo tomamos a broma pero lo peor es que ellos se lo toman en serio, como aquellos antiguos caciques que pedían al cura del pueblo que diese misas para pedir a dios que trajese lluvia para la cosecha. Aún hoy algunos sacerdotes e incluso obispos lo siguen haciendo. Lo aterrador es que lo haga un ministro. ¿En manos de quiénes estamos, dios mío?
Aquí quería llegar yo. La ministra que tiene la responsabilidad de atajar un paro de 6 millones, realmente confía en la intercesión de una de las 6 millones de vírgenes católicas que hay por el mundo. Así pasa lo que pasa, que la última EPA es un cristo y que el trabajo en España es como el salto de la verja del Rocío, nunca sabes cuándo llega y cuando llega, te empujan, te aplastan y te pisotean. Y ahora encima nos viene otro ministro que dice públicamente que confía la salida de la crisis en una mujer que lleva muerta más de 400 años. No es solo que crean en la intervención divina, es que además creen que las santas y las vírgenes son nacionalistas españolas y están con la Marca España. Si el cielo estuviese de nuestro lado, Rajoy no habría salido presidente ni tendríamos 6 millones de parados.
Pero dios ni es español ni misericordioso y nos ha enviado a Rajoy para probarnos, como a los egipcios les envió las siete plagas a ver si aguantaban. A nosotros nos ha mandado a un gobierno que cree en Santa Teresa que era una monja masoquista que decía que la crucifixión era un sabroso descanso. El PP cree que a nosotros también nos va la marcha, que los trabajadores son como la mística que escribía “si me mandáis trabajar, morir quiero trabajando” y que la ciudadanía llega al éxtasis recitando los versos teresianos, “vuestra soy, para vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?”.
El que tiene un éxtasis es el gobierno. El PP va de éxtasis hasta las orejas y sus miembros toman tripis. Tienen tal colocón que ven la recuperación por todas partes, aunque nadie más la vea. El otro día Soraya veía la luz al final de la EPA. Floriano también tuvo una transverberación y en pleno subidón dijo que nos están sacando de la crisis las grandes fortunas. A Floriano le pasa como a Santa Teresa, que lo único que le queda incorrupto es la mano. Rajoy también es un poco como la santa y sus paradojas. Cree que para salvarnos tiene que crucificarnos y la mayor parte del tiempo vive sin vivir en sí, como si no estuviera, como si no fuera con él. Le pasa con los periodistas y con los problemas. Con los segundos, hace como la monja y sus ministros más beatos: deja que lo resuelva la providencia.
Lo de encomendarse a Teresa de Jesús al PP le viene, como tantas otras cosas, del franquismo. Franco creía tanto en la mano de santa de la monja que se llevó la mano incorrupta al Pardo donde la guardaba celosamente en su propio dormitorio. No quiero imaginar qué hacía con ella ni cómo conseguía distinguirla de la mano de Carmen Polo, el caso es que la invocación de Santa Teresa es el enésimo gesto de nacional catolicismo franquista en el que pillamos a este gobierno. Entre la peineta XXL de Cospedal y la mantilla de Soraya, la Ley antiaborto de Gallardón, la contrarreforma religiosa de Wert y las rancias beaterías de Báñez y Fernández, si le quitas el color a la tele, parece que estás viendo el NODO. Y a todo esto los españoles viven sin vivir en sí.
No sé ustedes pero yo estoy cada día más como la monja, que muero porque no muero.
De Javier gallego
El PP de todos los santos, la mano incorrupta de Génova y el éxtasis de Santa Teresa
¡Ave María Purísima! La Virgen del Rocío no está sola en su monumental tarea de sacarnos del infierno. Ahora tiene una nueva aliada contra la crisis, que diría la ministra con nombre de santuario de los milagros (o sea, Fátima). El otro beato declarado del gobierno, San Jorge Fernández Díaz, alias Cuchillitas, aseguró hace unos días que Santa Teresa trabaja de intercesora para el gobierno de España. Espero que le hayan hecho contrato y no una simulación, que con el PP nunca se sabe. De la mística española solo queda una Mano Incorrupta, por cierto. Hay que felicitarse. Por fin una mano incorrupta trabajando para Génova. Lo que no logro entender es cómo aún no hemos salido de la crisis si la mitad del cielo está de nuestra parte.
Paciencia. El ministro está convencido de que la monja de Ávila nos sacará de esta. Dice que la santa manda mucho arriba (literal) y que su esfuerzo será un éxito. También los peregrinos que van a Ronda a ver la reliquia de la mano incorrupta creen que la santa hace milagros, pero nunca se te ocurriría nombrarlos ministros. Pues Rajoy sí lo ha hecho. Y a una ministra que cree que la Virgen del Rocío está en conversaciones con el FMI para sacarnos del lío. Señor, señor, llévame pronto.
Don Jorge y doña Fátima van camino de convertirse en la pareja cómica del catolicismo. El nombre artístico ya lo tienen: Báñez y Fernández. Intelectualmente recuerdan bastante a los Fernández de Tintín, aunque sin duda estos caen mucho más simpáticos. Nos lo tomamos a broma pero lo peor es que ellos se lo toman en serio, como aquellos antiguos caciques que pedían al cura del pueblo que diese misas para pedir a dios que trajese lluvia para la cosecha. Aún hoy algunos sacerdotes e incluso obispos lo siguen haciendo. Lo aterrador es que lo haga un ministro. ¿En manos de quiénes estamos, dios mío?
Aquí quería llegar yo. La ministra que tiene la responsabilidad de atajar un paro de 6 millones, realmente confía en la intercesión de una de las 6 millones de vírgenes católicas que hay por el mundo. Así pasa lo que pasa, que la última EPA es un cristo y que el trabajo en España es como el salto de la verja del Rocío, nunca sabes cuándo llega y cuando llega, te empujan, te aplastan y te pisotean. Y ahora encima nos viene otro ministro que dice públicamente que confía la salida de la crisis en una mujer que lleva muerta más de 400 años. No es solo que crean en la intervención divina, es que además creen que las santas y las vírgenes son nacionalistas españolas y están con la Marca España. Si el cielo estuviese de nuestro lado, Rajoy no habría salido presidente ni tendríamos 6 millones de parados.
Pero dios ni es español ni misericordioso y nos ha enviado a Rajoy para probarnos, como a los egipcios les envió las siete plagas a ver si aguantaban. A nosotros nos ha mandado a un gobierno que cree en Santa Teresa que era una monja masoquista que decía que la crucifixión era un sabroso descanso. El PP cree que a nosotros también nos va la marcha, que los trabajadores son como la mística que escribía “si me mandáis trabajar, morir quiero trabajando” y que la ciudadanía llega al éxtasis recitando los versos teresianos, “vuestra soy, para vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?”.
El que tiene un éxtasis es el gobierno. El PP va de éxtasis hasta las orejas y sus miembros toman tripis. Tienen tal colocón que ven la recuperación por todas partes, aunque nadie más la vea. El otro día Soraya veía la luz al final de la EPA. Floriano también tuvo una transverberación y en pleno subidón dijo que nos están sacando de la crisis las grandes fortunas. A Floriano le pasa como a Santa Teresa, que lo único que le queda incorrupto es la mano. Rajoy también es un poco como la santa y sus paradojas. Cree que para salvarnos tiene que crucificarnos y la mayor parte del tiempo vive sin vivir en sí, como si no estuviera, como si no fuera con él. Le pasa con los periodistas y con los problemas. Con los segundos, hace como la monja y sus ministros más beatos: deja que lo resuelva la providencia.
Lo de encomendarse a Teresa de Jesús al PP le viene, como tantas otras cosas, del franquismo. Franco creía tanto en la mano de santa de la monja que se llevó la mano incorrupta al Pardo donde la guardaba celosamente en su propio dormitorio. No quiero imaginar qué hacía con ella ni cómo conseguía distinguirla de la mano de Carmen Polo, el caso es que la invocación de Santa Teresa es el enésimo gesto de nacional catolicismo franquista en el que pillamos a este gobierno. Entre la peineta XXL de Cospedal y la mantilla de Soraya, la Ley antiaborto de Gallardón, la contrarreforma religiosa de Wert y las rancias beaterías de Báñez y Fernández, si le quitas el color a la tele, parece que estás viendo el NODO. Y a todo esto los españoles viven sin vivir en sí.
No sé ustedes pero yo estoy cada día más como la monja, que muero porque no muero.
¡Guau!.... Que trabajera Yoli. Lo trascribiste todoooooo. Parece muy interesante. Ahora lo leo.
No hija, no tengo tanta paciencia, se me da muy bien aquello de "copiar y pegar"
Es un poco largo pero no tiene desperdicio, merece la pena dedicarle un ratín
Es un poco largo pero no tiene desperdicio, merece la pena dedicarle un ratín