Estampa 8: "Dejad que los niños se alejen de mi"...

Estampa 8: "Dejad que los niños se alejen de mi"
Estampa 9: Los esbirros de Poncio persiguen sus pasos.

Cuando la cantina estaba ya repleta, la Bailabotes sacaba de su mesa reservada en una esquina del local un mugriento juego de cartones, cada uno de ellos conteniendo cuatro cartas de la baraja y, subida en una mesa, comenzaba a subastarlos. el precio de partida era un real, pero, en muchas ocasiones, llegaba hasta las cuatro pesetas, incluso hasta el duro, según la competencia que existiese. cuando los die cartones estaban ya adjudicados, una mano inocente -normalmente la de Sn Genaro- sacaba una carta del mazo que, desde lo alto de la mesa, le alargaba la Bailabotes y el agraciado que tuviera en su cartón la carta elegida podía marchar a las camas de arriba con cualquiera de las pupilas que en el local montaban guardia aliniadas como un jurado detrás de la Bailabotes. los evangelistas no olvidaron en sus romances el inefable juego de los cartoncitos al hablar de la tasca del Carabina:
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
<<allí podías adquirir
con pocas perras un lote
jugando a los cartoncitos
que daba la Bailabotes,
pues, con un poco de suerte,
era lo tradicional
juntarse gallo y gallina
solamente por un real>>