Buenas tardes Ángel, se ve que estábamos escribiendo...

Posiblemente no cambié el tema y lo puse en Canales -La Magdalena. Creo que así fue. En vez de buscar el tema correspondiente, no lo hice y lo escribí aquí. porque en el lugar de las canciones preferidas no salió. Disculpas sincereas.

Un saludo.

Nada, nada, Ángel no hay por qué disculparse, un poquito de amor no viene nada mal.

Hay canciones que nunca se olvidan.....

.... Es la historia de un amor
como no hay otra igual
que me hizo comprender
todo el bien todo el mal
que le dio luz a mi vida
apagándola después
hay que vida tan oscura
sin tu amor no viviré…..

¡Buenas tardes a tod@s!

Y fíjate Ángel, Coral siempre al acecho, es que no se le va una.
Un beso guapa.

anamaria. LO QUE IMPORTA ES EL GRADO DE HUMOR DE LAS PERSONAS. ¿Para qué enfadarse? Tú, por lo que veo en tus comentarios debes de radiar ALEGRÍA POR LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES DE lEÓN. Yoli también, y Coral.

Un saludo.

No lo sabes tú bien Ángel, con Anamaría no hay forma de aburrirse.
Un saludito amigo y a a ver cuando nos cuentas alguna aventura de tus tiempos de pescador

Yoli. Comentaré la pesca en el río. Yo no sé si mi pueblo está al lado del río o es el río el que siempre ha estado al lado de mi pueblo. Desde los 6 años ya pescaba en el río. ¿Qué pescaba? Lo que picara... Una trucha, unos barbos, unas bogas y unos escallos. Y por si fuera poco cogía cangrejos con la mano. Mi familia tenía miedo por mí, ya que me metía en el río sin saber nadar. Así que toda la ilusión de mi abuelo era que aprendiera a nadar, y lo hice sin ayuda de nadie. Hacia los ocho o nueve años ya ejercía el arte de la natación. Entonces sí, ya mi familia quedaba tranquila porque argumentaban que al saber nadar, si me caía en un pozo saldría nadando. La pesca. ¡Ah!, la pesca en el río. Todos los días de verano, desde el 21 de junio que me iba para el pueblo de vacaciones comenzaba mi puesta en escena en la pesca, hasta el 15 de agosto. A partir de aquí no se podía pescar, ya que mi pueblo era zona truchera. Ni que decir tiene que me levantaba al ser del día, no había salido todavía el sol, pero mientras cogía algo para desayunar e ir por el camino hacia el río (60 metros) EL SOL, comenzaba a asomar por el horizonte y, ¡hala!, a pescar. Todos los días llevaba la cesta llena de: truchas, barbos, bogas y escallos, más los cangrejos que pescaba en el río. A continuación, hacia las doce me pegaba un baño en las aguas ya calientes porque el sol pegaba de lo lindo. Tenía dos relojes para saber el tiempo, uno eran las vacas, caballos y burros de todo el pueblo que llevaba un vaquero para cuidarlas por el campo paciendo. Hacia las doce, el ganado era reintegrado a las casas de sus dueño. Sabían bien el camino. El otro dato no lo menciono porque guarda relación con mi pueblo y delataría mi PUEBLO, no es que me dé vergüenza, es que prefiero quedar en el anonimato. Bueno, estos son los inicios de mis aventuras en el río. Mañana más.
Un saludo.

Buenas tardes Ángel, se ve que estábamos escribiendo a la vez y no me percaté del extenso relato. Tiene miga para contestar y hoy no va más, así que el lunes con calma nos hablamos o bien escribimos.
Un abrazo muy fuerte para todos y buen fin de semana.