Las reuniones del Partido de Cabrera y Valle de Odollo...

Como en el resto de la provincia, o quizá con mayor intensidad, La Cabrera vivió plenamente las instituciones del Alto Medievo. La Iglesia, con el establecimiento eremítico y monacal que caracterizó esta época, estuvo presente en toda La Cabrera, a través de santos como Santo Martino o San Genadio de Astorga, y de las las fundaciones que aglutinaba el Monasterio de San Pedro de Montes, conocidas con todo detalle a través de la numerosa documentación conservada, sobre todo en el Tumbo viejo del Monasterio de San Pedro de Montes de Valdueza, que recoge los privilegios, exenciones, y cartas de donación de este monasterio.

En 1602 se elaboran las ordenanzas para la gobernación de Cabrera, quedando entonces dividida en tres partidos, representados por sus respectivas Juntas:
Cabrera y Valle de Odollo
Valle de Losada
Ribera y Casayo

Estas Juntas, a su vez, estaban constituidas por un representante de cada uno de los treinta y nueve Concejos.

foto: Mapa de la Gobernación de Cabrera (Partido de Ponferrada) elaborado por Tomás López en 1786.

Las reuniones del Partido de Cabrera y Valle de Odollo se celebraban en la villa de Corporales (estaban representados todos los pueblos de Cabrera alta –excepto Villarino, integrado en el Partido del Valle de Losada- y cinco pueblos de la Ribera: Odollo, Castrillo, Saceda, Noceda y Nogar).

Las reuniones del Valle de Losada tenían lugar en Quintanilla de Losada. Y el Partido de Ribera y Casayo celebraba sus reuniones en Sigüeya. A este partido se le sumaban los pueblos de Casayo y Lardera que ahora pertenecen a Orense.

El Catastro de la Ensenada, de 1749, recoge una detallada encuesta realizada a los habitantes de la Gobernación de Cabrera, donde se recopilan datos relativos a las propiedades territoriales, edificios, ganados, oficios, rentas, incluyendo los censos; incluso de las características geográficas de cada población. Los datos reflejados en estas estadísticas llevan a la conclusión de que la Cabrera del siglo XVIII, debido a su aislamiento geográfico, apenas tuvo relaciones comerciales con el exterior y su economía de subsistencia se basaba básicamente en la agricultura, situación que continuó hasta mediados del siglo XX.