Monasterio Real de San Benito
Antiguo monasterio benedictino de la Orden de Cluny, baluarte de la reforma religiosa que tuvo lugar en León y Castilla en el siglo XI. Su historia comienza con Alfonso III el Magno, cuando adquirió una iglesia ya existente donde se veneraban las reliquias de los mártires Facundo y Primitivo para donársela al abad Alonso que venía huyendo de Córdoba. En 1080, con Alfonso VI, el monasterio fue otorgado a los cluniacenses, comenzando su etapa de mayor esplendor, siendo incluso el propio monarca enterrado en él. Su decadencia comenzaría en el siglo XV, al pasar a depender del Monasterio de San Benito de Valladolid, y ya en 1820 se produce su exclaustración tras el decreto de supresión de la Órdenes Monacales realizado durante el Trienio Liberal.
Del monasterio se conservan los siguientes restos:
La Capilla de San Mancio: formada por una nave de tres tramos, de los cuales el último ha desaparecido, se situaba al norte del ábside de la iglesia y data del siglo XII.
El Arco de San Benito: fue construido en 1662, según el diseño del arquitecto Felipe Berrojo, para sustituir a la portada románica anterior que estaba en ruinas.
La Torre del Reloj: antiguamente existían dos torres gemelas que flanqueaban la entrada al monasterio, de las cuales sólo ha sobrevivido a los incendios y saqueos una de ellas, al instalarse en la misma el reloj de la villa.
Las excavaciones realizadas sacaron a la luz el panteón donde descansaban los restos de Alfonso VI, sus esposas, así como algunos nobles, como la lápida de la tumba de Alfonso, hijo del Conde Ansúrez, conservada en el Museo Arqueológico Nacional.
Antiguo monasterio benedictino de la Orden de Cluny, baluarte de la reforma religiosa que tuvo lugar en León y Castilla en el siglo XI. Su historia comienza con Alfonso III el Magno, cuando adquirió una iglesia ya existente donde se veneraban las reliquias de los mártires Facundo y Primitivo para donársela al abad Alonso que venía huyendo de Córdoba. En 1080, con Alfonso VI, el monasterio fue otorgado a los cluniacenses, comenzando su etapa de mayor esplendor, siendo incluso el propio monarca enterrado en él. Su decadencia comenzaría en el siglo XV, al pasar a depender del Monasterio de San Benito de Valladolid, y ya en 1820 se produce su exclaustración tras el decreto de supresión de la Órdenes Monacales realizado durante el Trienio Liberal.
Del monasterio se conservan los siguientes restos:
La Capilla de San Mancio: formada por una nave de tres tramos, de los cuales el último ha desaparecido, se situaba al norte del ábside de la iglesia y data del siglo XII.
El Arco de San Benito: fue construido en 1662, según el diseño del arquitecto Felipe Berrojo, para sustituir a la portada románica anterior que estaba en ruinas.
La Torre del Reloj: antiguamente existían dos torres gemelas que flanqueaban la entrada al monasterio, de las cuales sólo ha sobrevivido a los incendios y saqueos una de ellas, al instalarse en la misma el reloj de la villa.
Las excavaciones realizadas sacaron a la luz el panteón donde descansaban los restos de Alfonso VI, sus esposas, así como algunos nobles, como la lápida de la tumba de Alfonso, hijo del Conde Ansúrez, conservada en el Museo Arqueológico Nacional.