Cuentáme TU cuento abuelita, cuentáme todo lo que se desprende del brillo de tu mirada. Yo adivinaré tras sus gandes humedades, horas y horas de recuerdos, y hasta entraré en tus horas de soledad.
Fuera un día en la Residencia, del Poligono, me llamó la atención una viejecita, que insistentemente me miraba. Me acerque a ella y sentándome a su lado, le dije; cuenta abuelita...
Este era él y me mostró su foto. Ya no está. Se fue. me dejo sola. Con él reía alguna vez, hoy le recuerdo y lloro.
Y es que amigo mía (me llamaba amigo), desde el beso primero, nunca nos hemos separado, hemos bromeado juntos, reido juntos, hasta llorado juntos.. Hantes de tu acercarte pensaba en él como pienso todos los días, como mucho piensan enn esta residencia, cuando solos... Ël esaba, cuando el hijo promero, cuando el nieto primero, paseándle en el parque, y contándole cientos hermosos: cuentos de esos que gustan a los niños: ël sabía contarlos.
El estaba en el día que le reñi´mucho porque rompió el jarrón... Le reñí tanto que se fué sin decir nada, y por primera vez en su vida, llego tarde y cargado de alcohol, algo que en él no era costumbre. Le abracé. Lloró.
El estaba siempre, en la lucha, en el cansancio, sentándo a veces a los hijos en sus rocillas pese a la fatiga. Ël reprendía cariñosamenta algunas diabluras.
El estaba siempre donde le quise, no sabes cuento; me dijo mirándome de su mirada profunda.
El estaba para colgar un cyadro, arreglar un enchofe, y tomar mi mano paseando por el parque, recordando...
EÉl estuvo siempre,: me traía el pan y algún otro recado, se postraba en el sillón de siempre...! Como hecho de menos a mi querido gruñón! ¡Sabes? Hoy ya no está, y ya no estárá nunca.. No le reñiré sus manías, porque ya no le tengo, no le pondré la taza, ni le d´re: no charles tanto que se e enfría... y deja de una vez de contarme tus batallitas.
Ya no está amigo. Gracias por acercarte. Gracia por escucharme... Se he ha ido el Hilo...! Ah! dec. ia, que voy a er encargar que me traigan la foto aquella que nos hicimos en el parque, cuando era un gran mocetón.. muy cariñosos y ademas mas guapo que todos los hombres...
Unas lágrimas rodaban por so cara cuando dije adiós, a ella y a otros ancianos. Era víspera de Navidad. En alguna parte sonaban villancicos. En algún rincón se alumbróuna sonrisa.
Fuera un día en la Residencia, del Poligono, me llamó la atención una viejecita, que insistentemente me miraba. Me acerque a ella y sentándome a su lado, le dije; cuenta abuelita...
Este era él y me mostró su foto. Ya no está. Se fue. me dejo sola. Con él reía alguna vez, hoy le recuerdo y lloro.
Y es que amigo mía (me llamaba amigo), desde el beso primero, nunca nos hemos separado, hemos bromeado juntos, reido juntos, hasta llorado juntos.. Hantes de tu acercarte pensaba en él como pienso todos los días, como mucho piensan enn esta residencia, cuando solos... Ël esaba, cuando el hijo promero, cuando el nieto primero, paseándle en el parque, y contándole cientos hermosos: cuentos de esos que gustan a los niños: ël sabía contarlos.
El estaba en el día que le reñi´mucho porque rompió el jarrón... Le reñí tanto que se fué sin decir nada, y por primera vez en su vida, llego tarde y cargado de alcohol, algo que en él no era costumbre. Le abracé. Lloró.
El estaba siempre, en la lucha, en el cansancio, sentándo a veces a los hijos en sus rocillas pese a la fatiga. Ël reprendía cariñosamenta algunas diabluras.
El estaba siempre donde le quise, no sabes cuento; me dijo mirándome de su mirada profunda.
El estaba para colgar un cyadro, arreglar un enchofe, y tomar mi mano paseando por el parque, recordando...
EÉl estuvo siempre,: me traía el pan y algún otro recado, se postraba en el sillón de siempre...! Como hecho de menos a mi querido gruñón! ¡Sabes? Hoy ya no está, y ya no estárá nunca.. No le reñiré sus manías, porque ya no le tengo, no le pondré la taza, ni le d´re: no charles tanto que se e enfría... y deja de una vez de contarme tus batallitas.
Ya no está amigo. Gracias por acercarte. Gracia por escucharme... Se he ha ido el Hilo...! Ah! dec. ia, que voy a er encargar que me traigan la foto aquella que nos hicimos en el parque, cuando era un gran mocetón.. muy cariñosos y ademas mas guapo que todos los hombres...
Unas lágrimas rodaban por so cara cuando dije adiós, a ella y a otros ancianos. Era víspera de Navidad. En alguna parte sonaban villancicos. En algún rincón se alumbróuna sonrisa.