REINAS MAGAS Y ELECCIONES
"No sé de qué pasta están hechos los políticos. A mí me daría tanta vergüenza comprobar que sólo tengo el respaldo de uno de cada cinco ciudadanos -eso en el mejor de los casos- que cogería más bártulos y me iría en silencio"
JOSÉ MARÍA GÓMEZ DE LA TORRE LAS FIRMAS DE "HOY NAVALMORAL"
16 enero 2016
Nací en una tierra de montaña, donde el término municipal está compuesto por muchos pequeños pueblos poco distantes entre sí. En cada uno de ellos hay una milenaria junta vecinal que es quien, al margen del ayuntamiento, organiza casi todos los eventos, desde el arreglo de caminos, presas de riego, aprovechamiento de montes y terrenos comunales a las fiestas populares y entre ellas las cabalgatas de Reyes. Humildes cabalgatas, en nada comparables a las de las ciudades.
Pero a nadie en esos pueblos de ancestral cultura, donde en el concejo la voz de la mujer tiene tanto peso como la del hombre, le resulta extraño que quien se disfrace de rey mago, blanco o negro, sea hombre o mujer, sin paridades ni «paridas». Lo que sí provocaría extrañeza es que a una mujer, por ser mujer, no se le permitiese disfrazarse y ejercer de Rey Mago. O que alguien se escandalizase.
Por aquellos pagos ya cuesta admitir que una mujer no pueda ser cura, lo que tiene su compensación: en los asuntos materiales de la iglesia de cada pueblo mandan más las sacristanas que el propio cura, que dedica su atención a las necesidades espirituales de los feligreses de la parroquia y deja en las manos de ellas los asuntos terrenales.
En aquellos pueblos los comentarios más frecuentes sobre la polémica de «las reinas magas» tengo por seguro que habrán sido: «Cosas de desocupados de la capital» o «Será que no tienen más que hacer».
LA REALIDAD DE LOS NÚMEROS
Ahora voy a meterme en un terreno escabroso, como es llevar la contraria al responsable de Hoynavalmoral. Pero tengo que decir a Miguel Ángel que no lo puedo remediar: me gustan los números y me gusta aclarar a los lectores lo que dicen de verdad, para que no se dejen engañar por los que se puede decir que son optimístamente confusos.
Según los datos publicados, en las elecciones del 20 de diciembre hubo un 26.8% de abstención y en las mismas informaciones se dan los siguientes resultados de los partidos en cómputo nacional: el PP obtuvo un número de votos que en porcentaje representa el 28,72%, el PSOE el 22,01%, Podemos el 20,66%, Ciudadanos el 13.93%, etc.
Qué quieren que les diga, así, a grosso modo, los números no me cuadraban y como no me cuadraban se me ocurrió sumar porcentajes de abstención más porcentajes de partidos. Enseguida me encontré con el asombroso resultado de que con sólo los datos de los cuatro primeros partidos ya se sobrepasaba el cien por cien.
Me pregunté ¿dónde está el truco? ¿qué se maneja en cada caso?. No me hizo falta buscar mucho para encontrarlo. El dato de abstención se calcula con el número de los que no han votado en relación con todos los que tienen derecho a voto.
Los datos que dan del resultado de los partidos se obtienen de la relación de los votos obtenidos por cada uno en relación con el número de «votos válidos», que son los emitidos menos los nulos; me pregunto por qué se restan los nulos, ya que muchos de ellos lo son a propósito, como señal de protesta.
Con los votos en blanco no se hace nada: se les encamina hacia el saco del olvido y no se tienen en cuenta porque parece que a nadie se le ocurre pensar en su significado; y si a alguien se le ocurre se calla. Porque el voto en blanco no es el de un votante indeciso, sino la manera decidida en la que muestra su desprecio hacia lo que se le ofrece y con él quiere decir que ninguno de los partidos, ni ninguno de sus programas le convencen ni merecen su apoyo. El voto en blanco es una colleja general del votante.
Si los datos se diesen con un criterio homogéneo, referido al número total de electores, en estas pasadas elecciones encontraríamos que las abstenciones fueron el 26,8% como se ha publicado, que al PP le apoya solamente un 20,83% de la población con derecho a voto, al PSOE un 15,97%, a Podemos un 14,98%, a C's un 10,10% y ya al siguiente partido en votos, Unidad Popular en Común, un 2,66%.
Supongo que los datos no se dan así para que a los dirigentes de los partidos les resulte menos vergonzoso sacar pecho en sus manifestaciones triunfales.
No sé de qué pasta están hechos los políticos. A mí me daría tanta vergüenza comprobar que sólo tengo el respaldo de uno de cada cinco ciudadanos -eso en el mejor de los casos y visto desde un punto de vista optimista, porque si lo hiciera desde un punto de vista pesimista tendría que pensar que no me apoyan cuatro de cada cinco- que cogería mis bártulos y me iría en silencio, sin hacer ruido, procurando ni siquiera levantar polvo y pensando no en el respaldo que me ha dado el 20% de los electores, sino en el que me niega la gran mayoría: ochenta de cada cien. Y por supuesto no se me ocurriría decir que he ganado las elecciones.
Ni te cuento mi bochorno si hubiera obtenido aún peores resultados.
Claro que este sentimiento de vergüenza ante la cruda realidad puede deberse a que carezco de la fortaleza necesaria para dedicarme a la política.
"No sé de qué pasta están hechos los políticos. A mí me daría tanta vergüenza comprobar que sólo tengo el respaldo de uno de cada cinco ciudadanos -eso en el mejor de los casos- que cogería más bártulos y me iría en silencio"
JOSÉ MARÍA GÓMEZ DE LA TORRE LAS FIRMAS DE "HOY NAVALMORAL"
16 enero 2016
Nací en una tierra de montaña, donde el término municipal está compuesto por muchos pequeños pueblos poco distantes entre sí. En cada uno de ellos hay una milenaria junta vecinal que es quien, al margen del ayuntamiento, organiza casi todos los eventos, desde el arreglo de caminos, presas de riego, aprovechamiento de montes y terrenos comunales a las fiestas populares y entre ellas las cabalgatas de Reyes. Humildes cabalgatas, en nada comparables a las de las ciudades.
Pero a nadie en esos pueblos de ancestral cultura, donde en el concejo la voz de la mujer tiene tanto peso como la del hombre, le resulta extraño que quien se disfrace de rey mago, blanco o negro, sea hombre o mujer, sin paridades ni «paridas». Lo que sí provocaría extrañeza es que a una mujer, por ser mujer, no se le permitiese disfrazarse y ejercer de Rey Mago. O que alguien se escandalizase.
Por aquellos pagos ya cuesta admitir que una mujer no pueda ser cura, lo que tiene su compensación: en los asuntos materiales de la iglesia de cada pueblo mandan más las sacristanas que el propio cura, que dedica su atención a las necesidades espirituales de los feligreses de la parroquia y deja en las manos de ellas los asuntos terrenales.
En aquellos pueblos los comentarios más frecuentes sobre la polémica de «las reinas magas» tengo por seguro que habrán sido: «Cosas de desocupados de la capital» o «Será que no tienen más que hacer».
LA REALIDAD DE LOS NÚMEROS
Ahora voy a meterme en un terreno escabroso, como es llevar la contraria al responsable de Hoynavalmoral. Pero tengo que decir a Miguel Ángel que no lo puedo remediar: me gustan los números y me gusta aclarar a los lectores lo que dicen de verdad, para que no se dejen engañar por los que se puede decir que son optimístamente confusos.
Según los datos publicados, en las elecciones del 20 de diciembre hubo un 26.8% de abstención y en las mismas informaciones se dan los siguientes resultados de los partidos en cómputo nacional: el PP obtuvo un número de votos que en porcentaje representa el 28,72%, el PSOE el 22,01%, Podemos el 20,66%, Ciudadanos el 13.93%, etc.
Qué quieren que les diga, así, a grosso modo, los números no me cuadraban y como no me cuadraban se me ocurrió sumar porcentajes de abstención más porcentajes de partidos. Enseguida me encontré con el asombroso resultado de que con sólo los datos de los cuatro primeros partidos ya se sobrepasaba el cien por cien.
Me pregunté ¿dónde está el truco? ¿qué se maneja en cada caso?. No me hizo falta buscar mucho para encontrarlo. El dato de abstención se calcula con el número de los que no han votado en relación con todos los que tienen derecho a voto.
Los datos que dan del resultado de los partidos se obtienen de la relación de los votos obtenidos por cada uno en relación con el número de «votos válidos», que son los emitidos menos los nulos; me pregunto por qué se restan los nulos, ya que muchos de ellos lo son a propósito, como señal de protesta.
Con los votos en blanco no se hace nada: se les encamina hacia el saco del olvido y no se tienen en cuenta porque parece que a nadie se le ocurre pensar en su significado; y si a alguien se le ocurre se calla. Porque el voto en blanco no es el de un votante indeciso, sino la manera decidida en la que muestra su desprecio hacia lo que se le ofrece y con él quiere decir que ninguno de los partidos, ni ninguno de sus programas le convencen ni merecen su apoyo. El voto en blanco es una colleja general del votante.
Si los datos se diesen con un criterio homogéneo, referido al número total de electores, en estas pasadas elecciones encontraríamos que las abstenciones fueron el 26,8% como se ha publicado, que al PP le apoya solamente un 20,83% de la población con derecho a voto, al PSOE un 15,97%, a Podemos un 14,98%, a C's un 10,10% y ya al siguiente partido en votos, Unidad Popular en Común, un 2,66%.
Supongo que los datos no se dan así para que a los dirigentes de los partidos les resulte menos vergonzoso sacar pecho en sus manifestaciones triunfales.
No sé de qué pasta están hechos los políticos. A mí me daría tanta vergüenza comprobar que sólo tengo el respaldo de uno de cada cinco ciudadanos -eso en el mejor de los casos y visto desde un punto de vista optimista, porque si lo hiciera desde un punto de vista pesimista tendría que pensar que no me apoyan cuatro de cada cinco- que cogería mis bártulos y me iría en silencio, sin hacer ruido, procurando ni siquiera levantar polvo y pensando no en el respaldo que me ha dado el 20% de los electores, sino en el que me niega la gran mayoría: ochenta de cada cien. Y por supuesto no se me ocurriría decir que he ganado las elecciones.
Ni te cuento mi bochorno si hubiera obtenido aún peores resultados.
Claro que este sentimiento de vergüenza ante la cruda realidad puede deberse a que carezco de la fortaleza necesaria para dedicarme a la política.
Por cierto, no había tenido ocasión, un 10 para D. José María...
Esperamos más.
Esperamos más.
Buenas y lluviosas tardes
Joeeeeee! menudo follón tenemos montado en este santo país! Vivo sin vivir en mi que diría Santa Teresa, aquí cada uno a lo suyo. Eso va a acabar como el rosario de la aurora.... o como el del tío Manolin que es peor
Joeeeeee! menudo follón tenemos montado en este santo país! Vivo sin vivir en mi que diría Santa Teresa, aquí cada uno a lo suyo. Eso va a acabar como el rosario de la aurora.... o como el del tío Manolin que es peor