EL EXILIO LEONÉS QUE LUCHÓ CONTRA HITLER
Los héroes leoneses de la Segunda Guerra Mundial
«En el corazón de la familia no están olvidados, están siempre». Piedad González es hermana de Teodoro González, un leonés que combatió contra Franco, fue preso de los nazis y murió fusilado por la Gestapo cuando luchaba con la resistencia francesa. En ese país le veneran. Hace 18 años levantaron un monolito en su honor con esta leyenda: «Aquí cayó el 25 de julio de 1944 Teo González, ‘Fernando’, héroe de la resistencia».
Los españoles que combatieron en la resistencia, y particularmente, aquellos que simbolizaron la liberación de París del nazismo, los miembros de la Nueve, acaban de ser homenajeados en Francia por el presidente de la República, François Hollande, y por el rey de España, Felipe VI.
En su país siguen tan olvidados como los paseados en las cunetas, aunque han entrado en la historia gracias a investigadores como el leonés Secundino Serrano. Se cumplen 70 años del fin de la II Guerra Mundial que, algunos, como Teodoro González y todos los que murieron en los campos de concentración, no pudieron disfrutar.
Teodoro González había nacido en Santa Lucía de Gordón el 5 de agosto de 1920 y se alistó en las milicias republicanas, recuerda su hermana. Lo único que supieron de él, tras caer el frente norte.
La familia vivía su propio calvario en España, mientras Teodoro era confinado en un campo de internamiento, destinado después a un batallón de trabajadores y apresado y asesinado por los nazis cuando luchaba con el maquis francés contra los invasores.
Los héroes leoneses de la Segunda Guerra Mundial
«En el corazón de la familia no están olvidados, están siempre». Piedad González es hermana de Teodoro González, un leonés que combatió contra Franco, fue preso de los nazis y murió fusilado por la Gestapo cuando luchaba con la resistencia francesa. En ese país le veneran. Hace 18 años levantaron un monolito en su honor con esta leyenda: «Aquí cayó el 25 de julio de 1944 Teo González, ‘Fernando’, héroe de la resistencia».
Los españoles que combatieron en la resistencia, y particularmente, aquellos que simbolizaron la liberación de París del nazismo, los miembros de la Nueve, acaban de ser homenajeados en Francia por el presidente de la República, François Hollande, y por el rey de España, Felipe VI.
En su país siguen tan olvidados como los paseados en las cunetas, aunque han entrado en la historia gracias a investigadores como el leonés Secundino Serrano. Se cumplen 70 años del fin de la II Guerra Mundial que, algunos, como Teodoro González y todos los que murieron en los campos de concentración, no pudieron disfrutar.
Teodoro González había nacido en Santa Lucía de Gordón el 5 de agosto de 1920 y se alistó en las milicias republicanas, recuerda su hermana. Lo único que supieron de él, tras caer el frente norte.
La familia vivía su propio calvario en España, mientras Teodoro era confinado en un campo de internamiento, destinado después a un batallón de trabajadores y apresado y asesinado por los nazis cuando luchaba con el maquis francés contra los invasores.
Piedad recibió una carta en 1942 que confirmaba el paradero de su hermano. Fueron las últimas noticias. «Me decía si estaba recibiendo dinero porque estaba en un batallón de trabajadores y le habían pedido una dirección para mandar una paga. Pero aquí nunca llegó nada», explica la mujer en su casa de Robles de la Valcueva.
Nunca más supieron de él, «pensamos que había muerto, eso sí», hasta que en 1997 el párroco de Santa Lucía se puso en contacto con la familia. Una asociación francesa de combatientes de la resistencia buscaba a la familia y escribieron a todos los pueblos españoles llamados Santa Lucía. Sólo recibieron respuesta del párroco gordonés. Era el hombre que buscaban.
En la casa forestal de Port Bourdin, próxima a la localidad de Cirey les Pontailler (Borgoña-Francia), la asociación Transmisión de la Antorcha de la Resistencia y la Deportación erigió una estela de piedra con la placa de recuerdo a Teodoro González, quien al enrolarse en la resistencia adoptó el seudónimo de Fernando.
Maurice Decousse, comandante ‘Daniel’, a cuyas órdenes estuvo el gordonés, y otros miembros supervivientes de la unidad participaron en el homenaje. Cada año se realiza un acto de recuerdo en el lugar. El francés Gilles Hennequin ha recostruido la historia de Fernando o Teo.
Luchó en el frente norte durante la Guerra Civil y tuvo que exiliarse en Francia tras triunfar las tropas sublevadas de Franco. Su periplo es común a los miles de españoles que huían de la persecución en su país y fueron recluidos en campos de internamiento al otro lado de la frontera.
Según cuenta en el libro Rèsistence en Côte-D’Or, Teo estuvo en el campo de Argelès-sur-Mer y al producirse la ocupación alemana fue destinado a un batallón de trabajadores. Se desconoce la razón por la que fue detenido en Dijon y enviado a Polonia como parte de un convoy alemán.
Allí coincidió con Marcel Perchet y Andrés Rebillard: «Los tres hombres tenían una única idea en la cabeza. Evadirse». Lo lograron. Con la ayuda de un resistente polaco lograron entrar en Francia tras un largo viaje de seis días, escondidos en un vagón sin comida ni bebida.
Tanto Perchet como Rebillard se integran inmediatamente en la resistencia. Teo entra en contacto con el maquis poco después. Trabajaba fabricando carbón vegetal para una pequeña empresa y un enlace le presenta al comandante ‘Daniel’, Maurice Decousse. Al volante de un camión, el republicano leonés cumplió fielmente y con éxito la misión de trasladar a numerosos miembros de la resistencia que se instalaron en las proximidades de la casa forestal de Verdot, habitada por el guardabosque aliado del maquis.
«Nos dijeron que salvó muchas vidas», recuerda su hermana. La mañana del 25 de julio de 1944 se precipitaron los acontecimientos. Según relata Gilles Hennequin, un funcionario municipal amigo de la resistencia advierte de que una mujer ha preguntado por el maquis, sin duda en nombre de los alemanes. El maquis atacaría. Decousse pidió a Fernando que condujera el camión. Se sentó a su lado y en la parte trasera subieron otros dos miembros de la resistencia, Maurice y Gran Charles.
En el bosque un coche llega por la carretera de Pontaoller-Dijon, en dirección a Etevaux. A cien metros de Pont-Bourdin, pasa el destacamento enemigo y se produce un intercambio de disparos. Teodoro González es asesinado de un disparo en la cabeza y el coche se sale de la carretera. Los otros ocupantes, conmocionados, salen y se adentran en el bosque para esconderse. Ocultan las armas y se quitan la sangre de la cara con agua.
Decousse se dirige a la casa de la maestra en Sant Leger. Vecinos y resistentes se ocupan de traer el cuerpo de su compañero, para enterrarlo con dignidad, con flores sobre su tumba, sin olvidar una cinta tricolor. «Un republicano español dio su vida por la libertad de nuestro país», explicó.
Los ‘rojos’ españoles escribieron páginas épicas en la II Guerra Mundial, aunque la historia oficial llegara a borrar sus huellas. No en vano, la liberación de París, el 24 de agosto de 1944, fue protagonizada por republicanos. ‘La Nueve’, compañía integrada mayoritariamente por españoles, entró en la capital francesa con los blindados que evocaban legendarias batallas en la Guerra Civil: Belchite, Guadalajara, Teruel... Pronto fueron olvidados. «Algunos sobrevivieron a las cárceles franquistas y, al regresar a Francia, descubrieron que los franceses habían reescrito la historia hasta en las anécdotas», apunta el historiador leonés Secundino Serrano en el libro La última gesta. Los españoles que vencieron a Hitler, 1939-1945 (Aguilar). Hasta tal punto que el blindado Guadalajara fue ‘sustituido’ como pionero en la avanzadilla de París por el Romilly.
Nunca más supieron de él, «pensamos que había muerto, eso sí», hasta que en 1997 el párroco de Santa Lucía se puso en contacto con la familia. Una asociación francesa de combatientes de la resistencia buscaba a la familia y escribieron a todos los pueblos españoles llamados Santa Lucía. Sólo recibieron respuesta del párroco gordonés. Era el hombre que buscaban.
En la casa forestal de Port Bourdin, próxima a la localidad de Cirey les Pontailler (Borgoña-Francia), la asociación Transmisión de la Antorcha de la Resistencia y la Deportación erigió una estela de piedra con la placa de recuerdo a Teodoro González, quien al enrolarse en la resistencia adoptó el seudónimo de Fernando.
Maurice Decousse, comandante ‘Daniel’, a cuyas órdenes estuvo el gordonés, y otros miembros supervivientes de la unidad participaron en el homenaje. Cada año se realiza un acto de recuerdo en el lugar. El francés Gilles Hennequin ha recostruido la historia de Fernando o Teo.
Luchó en el frente norte durante la Guerra Civil y tuvo que exiliarse en Francia tras triunfar las tropas sublevadas de Franco. Su periplo es común a los miles de españoles que huían de la persecución en su país y fueron recluidos en campos de internamiento al otro lado de la frontera.
Según cuenta en el libro Rèsistence en Côte-D’Or, Teo estuvo en el campo de Argelès-sur-Mer y al producirse la ocupación alemana fue destinado a un batallón de trabajadores. Se desconoce la razón por la que fue detenido en Dijon y enviado a Polonia como parte de un convoy alemán.
Allí coincidió con Marcel Perchet y Andrés Rebillard: «Los tres hombres tenían una única idea en la cabeza. Evadirse». Lo lograron. Con la ayuda de un resistente polaco lograron entrar en Francia tras un largo viaje de seis días, escondidos en un vagón sin comida ni bebida.
Tanto Perchet como Rebillard se integran inmediatamente en la resistencia. Teo entra en contacto con el maquis poco después. Trabajaba fabricando carbón vegetal para una pequeña empresa y un enlace le presenta al comandante ‘Daniel’, Maurice Decousse. Al volante de un camión, el republicano leonés cumplió fielmente y con éxito la misión de trasladar a numerosos miembros de la resistencia que se instalaron en las proximidades de la casa forestal de Verdot, habitada por el guardabosque aliado del maquis.
«Nos dijeron que salvó muchas vidas», recuerda su hermana. La mañana del 25 de julio de 1944 se precipitaron los acontecimientos. Según relata Gilles Hennequin, un funcionario municipal amigo de la resistencia advierte de que una mujer ha preguntado por el maquis, sin duda en nombre de los alemanes. El maquis atacaría. Decousse pidió a Fernando que condujera el camión. Se sentó a su lado y en la parte trasera subieron otros dos miembros de la resistencia, Maurice y Gran Charles.
En el bosque un coche llega por la carretera de Pontaoller-Dijon, en dirección a Etevaux. A cien metros de Pont-Bourdin, pasa el destacamento enemigo y se produce un intercambio de disparos. Teodoro González es asesinado de un disparo en la cabeza y el coche se sale de la carretera. Los otros ocupantes, conmocionados, salen y se adentran en el bosque para esconderse. Ocultan las armas y se quitan la sangre de la cara con agua.
Decousse se dirige a la casa de la maestra en Sant Leger. Vecinos y resistentes se ocupan de traer el cuerpo de su compañero, para enterrarlo con dignidad, con flores sobre su tumba, sin olvidar una cinta tricolor. «Un republicano español dio su vida por la libertad de nuestro país», explicó.
Los ‘rojos’ españoles escribieron páginas épicas en la II Guerra Mundial, aunque la historia oficial llegara a borrar sus huellas. No en vano, la liberación de París, el 24 de agosto de 1944, fue protagonizada por republicanos. ‘La Nueve’, compañía integrada mayoritariamente por españoles, entró en la capital francesa con los blindados que evocaban legendarias batallas en la Guerra Civil: Belchite, Guadalajara, Teruel... Pronto fueron olvidados. «Algunos sobrevivieron a las cárceles franquistas y, al regresar a Francia, descubrieron que los franceses habían reescrito la historia hasta en las anécdotas», apunta el historiador leonés Secundino Serrano en el libro La última gesta. Los españoles que vencieron a Hitler, 1939-1945 (Aguilar). Hasta tal punto que el blindado Guadalajara fue ‘sustituido’ como pionero en la avanzadilla de París por el Romilly.