Y agora un recuerdo......
La habilidad del cantero Seoane salvó la Catedral
25/08/2016
El 29 de mayo de 1966, un incendio en la Catedral estremeció a la capital leonesa. Un rayo cayó en el templo y fue recogido por el pararrayos de la torre de San Miguel, pero al llegar al pozo de la carretera de los Cubos, habilitado para la toma de tierra, su intensidad o las deficitarias condiciones de conservación lanzaron la descarga eléctrica en retroceso. La potencia fue tan grande que las pletinas de hierro alcanzaron el rojo vivo y prendieron la mecha sobre la techumbre de la Catedral. Mientras algunos de los habitantes de la ciudad rezaban para que la catástrofe no fuera mayor, otros alteraban con sus gritos y llantos las calles, pero hubo un hombre que supo mantener la calma: las consecuencias no fueron graves gracias a la intervención del maestro Andrés Seoane, y la techumbre se pudo reparar. El cantero, de origen gallego, ordenó retirar a los bomberos y mantuvo el fuego «como un brasero» para evitar que la piedra toba de la cubierta reventara por el peso del agua en la extinción del incendio. Andrés Seoane Otero conocía «palmo a palmo» la Catedral y gracias a ello y a su inteligente y heroica intervención se dominaron las llamas y se evitó una catástrofe mayor. El obispo Almarcha enumeró todos sus méritos en una petición de reconocimiento al director general de Bellas Artes. Y así, Seoane recibía en octubre el ingreso en la Orden Civil de Alfonso X El Sabio con la categoría de encomienda por una hazaña que quedó grabada en la memoria de muchos leoneses.
La habilidad del cantero Seoane salvó la Catedral
25/08/2016
El 29 de mayo de 1966, un incendio en la Catedral estremeció a la capital leonesa. Un rayo cayó en el templo y fue recogido por el pararrayos de la torre de San Miguel, pero al llegar al pozo de la carretera de los Cubos, habilitado para la toma de tierra, su intensidad o las deficitarias condiciones de conservación lanzaron la descarga eléctrica en retroceso. La potencia fue tan grande que las pletinas de hierro alcanzaron el rojo vivo y prendieron la mecha sobre la techumbre de la Catedral. Mientras algunos de los habitantes de la ciudad rezaban para que la catástrofe no fuera mayor, otros alteraban con sus gritos y llantos las calles, pero hubo un hombre que supo mantener la calma: las consecuencias no fueron graves gracias a la intervención del maestro Andrés Seoane, y la techumbre se pudo reparar. El cantero, de origen gallego, ordenó retirar a los bomberos y mantuvo el fuego «como un brasero» para evitar que la piedra toba de la cubierta reventara por el peso del agua en la extinción del incendio. Andrés Seoane Otero conocía «palmo a palmo» la Catedral y gracias a ello y a su inteligente y heroica intervención se dominaron las llamas y se evitó una catástrofe mayor. El obispo Almarcha enumeró todos sus méritos en una petición de reconocimiento al director general de Bellas Artes. Y así, Seoane recibía en octubre el ingreso en la Orden Civil de Alfonso X El Sabio con la categoría de encomienda por una hazaña que quedó grabada en la memoria de muchos leoneses.