ALEJANDRO CASONA Y DOÑA FAUSTINA ALVAREZ GARCIA.
Entre las maestras que han pasado por las Escuelas de Miranda de Avilés cabe destacar a doña Faustina Alvarez García, madre de Alejandro Casona, la cual regentó esta escuela desde 1910, mes de octubre, poco más o menos, hasta 1916, mes de junio o julio.
Aunque en todas partes aparece como natural de Canales (León), incluso en la correspondencia de toda su familia, lo cierto es que su lugar de nacimiento fue en Renueva (León), el día 15 de febrero de 1874, según acredita la partida de Bautismo.
Sus primeros años y primeras letras tuvieron el escenario de Canales en la casa llamada de Los Balcones, cerca de la Iglesia Parroquial, casa señorial pero que por razón de herencias y las divisiones que en ella se llevaron a cabo hoy se haya en mal estado, aunque no deja de traslucir lo que debió de ser hace años.
De inteligencia poco común, más de una vez algún profesor gustaba de conversar largamente con ella, cautivado por sus observaciones y por las ideas personales que aportaba al diálogo.
Obtiene en sucesivas oposiciones las plazas de Llanos de Alba (León) donde desempeñó por 90 pesetas cada curso, el magisterio durante dos años, Besullo (Cangas de Narcea), Barcia (Luarca) y Miranda de Avilés, última plaza que desempeña como maestra.
Durante esta época hubo dos hitos importantes en su vida: el primero tuvo lugar en Llanos de Alba que fue su primera escuela. Hacía equipo con otras maestras de los contornos compartiendo todas la misma casa. Un día, estando asomadas al balcón (aún existe) vieron pasar a un joven, acompañado de un mozo del pueblo. Llevaban un caballo cargado con una maleta y un paquete de libros. Era el nuevo maestro de Riello, que había llegado en tren hasta La Robla donde había ido un propio del pueblo a esperarle. Cambiaron unas palabras, y las jóvenes maestras lo invitaron a subir, ofreciéndole el tradicional chocolate, muy en boga por aquellos años y lugares. Según palabras del futuro padre de Alejandro Casona: "aquel chocolate fue el principio del fin". El maestro se llamaba Gabino Rodríguez Álvarez. Lógicamente todo terminó en boda. Esta tuvo lugar en Canales, parroquia de san Adriano, Arciprestazgo de Carbajales y entonces diócesis de Oviedo, el día seis de octubre de 1897, según reza la partida de matrimonio.
Entre las maestras que han pasado por las Escuelas de Miranda de Avilés cabe destacar a doña Faustina Alvarez García, madre de Alejandro Casona, la cual regentó esta escuela desde 1910, mes de octubre, poco más o menos, hasta 1916, mes de junio o julio.
Aunque en todas partes aparece como natural de Canales (León), incluso en la correspondencia de toda su familia, lo cierto es que su lugar de nacimiento fue en Renueva (León), el día 15 de febrero de 1874, según acredita la partida de Bautismo.
Sus primeros años y primeras letras tuvieron el escenario de Canales en la casa llamada de Los Balcones, cerca de la Iglesia Parroquial, casa señorial pero que por razón de herencias y las divisiones que en ella se llevaron a cabo hoy se haya en mal estado, aunque no deja de traslucir lo que debió de ser hace años.
De inteligencia poco común, más de una vez algún profesor gustaba de conversar largamente con ella, cautivado por sus observaciones y por las ideas personales que aportaba al diálogo.
Obtiene en sucesivas oposiciones las plazas de Llanos de Alba (León) donde desempeñó por 90 pesetas cada curso, el magisterio durante dos años, Besullo (Cangas de Narcea), Barcia (Luarca) y Miranda de Avilés, última plaza que desempeña como maestra.
Durante esta época hubo dos hitos importantes en su vida: el primero tuvo lugar en Llanos de Alba que fue su primera escuela. Hacía equipo con otras maestras de los contornos compartiendo todas la misma casa. Un día, estando asomadas al balcón (aún existe) vieron pasar a un joven, acompañado de un mozo del pueblo. Llevaban un caballo cargado con una maleta y un paquete de libros. Era el nuevo maestro de Riello, que había llegado en tren hasta La Robla donde había ido un propio del pueblo a esperarle. Cambiaron unas palabras, y las jóvenes maestras lo invitaron a subir, ofreciéndole el tradicional chocolate, muy en boga por aquellos años y lugares. Según palabras del futuro padre de Alejandro Casona: "aquel chocolate fue el principio del fin". El maestro se llamaba Gabino Rodríguez Álvarez. Lógicamente todo terminó en boda. Esta tuvo lugar en Canales, parroquia de san Adriano, Arciprestazgo de Carbajales y entonces diócesis de Oviedo, el día seis de octubre de 1897, según reza la partida de matrimonio.